No les importó que iban a ser fácilmente reconocidos. Los chicos una vez que tomaron los sesenta pesos, huyeron. En el camino escondieron el revolver calibre 38, cromado, que no funcionaba y que sería propiedad de un familiar.
El hecho no aconteció en la profundidad de conurbano bonaerense, ni en un asentamiento del Gran Rosario. El incidente fue protagonizado por dos jóvenes colonenses en pleno centro de nuestra ciudad.
No son hechos aislados. Un vecino en el barrio 9 de Julio abre un comercio. Al lugar se acercan tres o cuatro adolescentes y le dicen que le den un litro de fernet de lo contrario la iba a pasar muy mal. Es una nueva modalidad de cobro delpeaje. Esta vez para abrir un comercio.
La policía con sus patrulleros son llamados en más de una ocasión por riñas que protagonizan grupos de adolescentes y jóvenes. Para los agentes policiales y por el nivel de agresión de los jóvenes es muy difícil actuar y se corren riesgo de ser lastimados.
El pegamento, el paco, las pastillas mezcladas con alcohol también están "pegando" fuerte en nuestros barrios y genera violencia e inseguridad.
Una calesita
Si decimos que existen doscientos jóvenes en riesgo social en nuestra ciudad parecería que la cantidad es muy inferior a la realidad. Sin embargo si nos fijamos por el número de chicos de estas características que son atendidos por Organizaciones Privadas y el propio Estado, nos damos cuenta que se "gasta mucho" y que los adolescentes que llegan a un lugar de contención son apenas un porcentaje muy pequeño ante la gran problemática que vivimos.
La ciudad de Colón no es el conurbano bonaerense y los chicos en riesgo social son fácilmente detectables.
El adolescente de 13 años que asaltó el ciber fue entregado a sus progenitores. Sin embargo existen núcleos familiares imposibilitados por razones económicas, sociales, culturales y hasta sicológicas de dar la contención necesaria. El chico seguramente volverá a delinquir. No es hacer futurología, simplemente es observar que nadie trato de corregir su conducta y de esta manera se abren nuevos ciclos cada vez más violentos. Hay un gran laberinto que no tiene fin.
En nuestra ciudad, por características geográficas, sociales, educativas, cada chico que delinque, existe una sociedad responsable que no supo, no quizo o no pudo contenerlo.
En este gran número de "culpables" estamos todos: políticos, educadores, funcionarios, técnicos, empresarios, periodistas etc…etc.
Un plan urgente
Si observamos a los chicos que cometen actos contrarios a las leyes, la primera ausencia que tienen es la familia, y la segunda es que no concurren a la escuela.
Luego vienen las generalidades: tienen problemas de drogas, sus familias en muchos casos y por diversos motivos están desintegradas y solamente tienen lugares para integrarse (esquina, ranchadas) con personas que tienen similares conductas.
También existe otra problemática. Los clubes de barrios y otras entidades como la escuela (por diversos motivos) han dejado de ser lugares de integración social.
Ante esta situación es urgente poner en práctica políticas llevadas adelante desde el municipio para la integración social (y no estamos hablando de un acto protocolar o eventos aislados), programas "posibles" de empleo juvenil, programas barriales que apunten al cooperativismo y a microemprendimientos solidarios y no a un simple "revoleo de dinero".
Además se necesitan equipos inter- disciplinarios (médicos, sociologos, visitadores sociales) para erradicar el maltrato social, el abuso sexual, la drogadicción y el sida. Programas de capacitación laboral que lleguen a estos sectores en riesgo (masivamente) y un trabajo del consejo escolar para erradicar la deserción escolar.
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