Por estos días, en Colón , uno de los grandes misterios ciudadanos es develar el fenómeno del cuadro que camina.
El insondable enigma es mayor a la mítica Llorona, el fabuloso Gnomo de 17 y 60, los infaltables platos voladores y la cruel rata comedora de vacunos.
El cuadro enmarcado en madera fina, tiene retratada la figura del ex gobernador Felipe Sola, montado en un brioso caballo. La instantánea fue sacada por entrometido fotógrafo cuando el funcionario bonaerense se trasladaba en el noble equino desde el municipio para inaugurar un plan de vivienda en el barrio Rivadavia.
Según se tuvo conocimiento, años atrás el retrato tenía un lugar preferencial en una pared del despacho del intendente Ricardo Casi.
Sin embargo, dicen que sin mucha explicación, apareció un día entre algunos armarios, y cuando lo quisieron colocar de nuevo, ya lo reemplazaba la figura del gobernador Daniel Scioli con una carismática sonrisa, y mano en alto saludando.
Ante semejante situación, el cuadro de Felipe Sola fue abandonado a su suerte y por estos días ya nadie le prestaba atención, al episodio, donde más de un funcionario poco afecto a las historias fantásticas atribuía su desaparición a los vaivenes políticos bonaerenses, mezclas ideológicas y más cintura del algún gobernante que Angel Clemente Rojas y Lio Mecí juntos y entrando al área penal.
Pero todo cambió de golpe. El cuadro de Felipe Solá, salió de su oscura posición (entre dos muebles) caminó más de setenta metros, y una mañana de sol apareció colgado en el despacho del bloque del Justicialismo disidente.
Nadie se explica como logró el caballo llevar al ex gobernador, por los pasillos e instalarse en la nueva oficina.
Algunos funcionarios y concejales describen la extraña actitud como un fenómeno habitual en la provincia más grande del país y dicen que ya se dieron otros casos similares. Sin embargo el misterio continúa y seguramente en las próximas horas habrá alguna revelación importante.
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