¿Fue en tiempos del terrorismo de Estado? ¿Fue la persistencia y agravamiento de viejas practicas de corrupción dentro de la fuerza? ¿Fueron los diferentes proyectos de seguridad que impulso el poder político, a veces inciertos y hasta conceptualmente antagónicos entre si? ¿Fue la falta de convicciones?
Es posible que sea la combinación de estos y otros factores.
Pero lo cierto es que cuando asumimos, encontramos una organización desmotivada, a la defensiva, sin los recursos necesarios para poder combatir el delito, SUBOFICIALIZADA, rota la cadena de mandos, con un escalafón en el que nadie creía y que genero estancamiento y confusión, con hombres valiosos pero no reconocidos, que tenían la sensación de que la policía había sido apartada de su función principal en la tarea de trabajar por la seguridad de los ciudadanos.
No debíamos perder tiempo en debates esteriles. Nuestra opción fue clara. Había que hacer. En silencio, muchas veces soportando la crítica infundada, otras veces recibiendo los aportes de buena fe, comenzamos el camino de la reconstrucción de la Policía de la provincia de Buenos Aires. Por eso, para nosotros, el cambio ya empezó.
Lo primero fue, entonces, dejar claro que a la delincuencia se la combate con la policía y con los jueces, dentro de la ley. Parece obvio, pero hasta eso estaba en discusión. Y dejamos claro, también, nuestro compromiso. Adquirimos patrulleros, motos, armas, municiones, chalecos. Aumentamos los controles internos y mejoramos sensiblemente la formación profesional.
La respuesta de la fuerza no se hizo esperar: el aumento general de la operatividad supero el 30%, respecto al año anterior. Hay valores record en la lucha contra el narcotráfico. Lo mismo ocurre con la detención de delincuentes. En el primer año de gestión se registraron 35.000 detenciones más.
Y la tendencia sigue firme. Nuestros hombres siguen dando su vida, como testimonio de su compromiso por defender a la comunidad.
Una política de seguridad requiere un proceso laborioso llevado adelante en el tiempo con tenacidad y convicción. Hoy estamos reunidos para la firma del decreto que reglamenta la Ley 13.982 que establece un nuevo estatuto Policial, hecho que anunciamos el 15 de diciembre pasado.
Este nuevo régimen, que tiende a jerarquizar la función policial, crea los siguientes Subescalafones:
Subescalafón General; Subescalafón Comando; Subescalafón Profesional, Técnico y Administrativo; Subescalafón Servicios Generales; Personal de Emergencias Telefónicas 911; y Subescalafón Personal Civil.
Asimismo, este nuevo escalafón importará un cambio de nombre en las actuales jerarquías, las que pasarán a denominarse, por orden jerárquico, de la siguiente manera:
Subescalafón Comando: Comisario General; Comisario Mayor; Comisario Inspector; Comisario; Subcomisario; Oficial Principal; Oficial Inspector; Oficial Subinspector; Oficial Ayudante; Oficial Subayudante.
Subescalafón General: Oficial Mayor; Capitán; Teniente 1º; Teniente; Subteniente; Sargento; Oficial; Personal de Cadetes.
Nada más y nada menos que la recuperación de la cadena de mandos.
Este nuevo escalafón permitirá una mayor transparencia y equidad en los ascensos, que serán propuestos por la Junta de Calificaciones. También habrá una Junta de Reclamos, donde los efectivos podrán recurrir para que se revisen sus calificaciones.
También se incorporan una serie de beneficios económicos, como suplementos salariales para aquellos cuya tarea tiene riesgo profesional, compensaciones para aquellos que fueron trasladados a más de 60 Km. de su hogar y una retribución adicional al cese de su carrera.
Se incorpora un nuevo régimen disciplinario. Más ágil, estricto y moderno para combatir mejor las viejas prácticas corruptas o de abuso funcional.
Este nuevo Estatuto es un paso más en la búsqueda de una mayor profesionalización de la policía. También es un paso más a favor de una mayor y mejor seguridad ciudadana. Por eso, si es verdad que el cambio empieza un día, ese día ya ocurrió. Fue hace un año y medio, cuando asumimos junto al gobernador Scioli. Sepan todos, que ningún otro gobierno hizo tanto por la seguridad de los bonaerenses.
Hoy, que los caranchos rondan y los cachivaches sin propuestas recurren al agravio histérico, opinan, sin respetar siquiera la valentía de nuestros hombres caídos ni el dolor de sus familias, yo los exhorto a seguir comprometidos con el trabajo, para ser mejor policías cada día y a hacer de la Policía de la provincia de Buenos Aires la institución de excelencia que nunca debió dejar de ser y que la democracia reclama.
Perseverar en cumplir con el deber y guardar silencio, son la mejor respuesta a la calumnia”
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