Muchos colonenses se llegan hasta Me- lincué y estacionan sus autos en una amplia playa que dejó la sequía. Apenas a 200 metros se encuentra el Hotel al cual se puede llegar por el espigón.
Cientos de personas contemplan los fines de semana -entre ellos muchos colonenses- un extraño hecho que se produjo a consecuencia de la sequía en el sur de la provincia de Santa Fe. El viejo y emblemático hotel provincial se puede observar en su integridad tras haber estado sumergido bajo las aguas de la laguna durante algunas décadas. Los visitantes desandan los más de quinientos metros del precario muelle que lo separa de la costa lagunera, para ver una vieja reliquia que fue orgullo de la región.
La historia comienza a principios de 1930 cuando una compañía construyó un majestuoso hotel sobre una de las seis islas naturales de la laguna y lo comunicó con la costa mediante un espigón. La obra era la más importante dentro de una serie de construcciones que conformaban el balneario, único complejo turístico de la zona por aquellos años y durante varias y esplendorosas décadas.
El hotel y su atrapante laguna convirtieron a Melincué en una floreciente localidad. Eran años de bonanza y prosperidad en los que llegaban turistas de todo el país. Fue, precisamente en 1933, año de inauguración del complejo, cuando la laguna dio el primer aviso de lo que sucedería después.
Primera inundación
El aumento del régimen pluvial provocó el desborde y el agua ingresó al pueblo. Pero la señal de El Niño, en el hemiciclo seco (1920-1970), volvió a provocar el descenso del nivel de las aguas y con ello el alivio de su gente. Sin embargo, años más tarde llegaría la debacle al hotel y a la propia comunidad melin- cuense que sufrió varias inundaciones a lo largo de su historia.
En marzo de 1975, una impresionante lluvia produjo el anegamiento del hotel y el agua llegó hasta el casco urbano y produjo la primera de una saga de inundaciones catalogadas como críticas. Las obras de estabilizado de la laguna mediante bombeo, emprendida desde 2005, trajo alivió y prosperidad al pueblo. Luego llegó el hotel Casino, las obras de infraestructura e inversiones y hoy todo parece sonreírles a los habitantes de Melincué.
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