Se debe tener presente que los más "débiles" en su inmensa mayoría "no mienten", cuando deciden relatar los hechos vividos, y sobre todo cuando sufren acoso sexual, o un intento de violación. Cualquier estudio serio con respecto a estos temas así lo determinan.
Ante los enormes dislates que se suceden, pedimos a nuestros funcionarios (policiales y judiciales) un poco de sentido común y que no se pierda un valioso tiempo, irrecuperable, investigando a las víctimas.
El peor de los pecados es la soberbia. Muchas veces se llega a ella por la incapacidad. Los ciudadanos comunes no podemos estar perjudicados por este pecado "capital".
Se debe tener en cuenta que la inseguridad no solamente se combate con mayor cantidad de patrulleros, agentes policiales o funcionarios judiciales.
También se combate con una policía y una justicia "ágil" y que sepa escuchar, teniendo los objetivos en claros, para no sufrir dispersión en su trabajo.
Por último vemos anonadados que la provincia de Buenos Aires gasta en nuestra ciudad miles de pesos, disponiendo centros de atención para este tipo de violencia, y cuando deben prestar ayuda para contener a toda una familia están ausentes.
El problema no es la facilidad de decir que existe carencia de elementos y personal. El problema es tener capacidad para sincronización de lo que disponemos.
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