Los bonaerenses enfrentan principalmente dos problemas, uno la contaminación por mano del hombre, el otro la contaminación natural por arsénico de las cuencas de agua dulce. Ambas traen consecuencias graves en la salud de la población, por eso la importancia de desarrollar esta problemáticas. Argentina también sufre la escasez de agua, necesidad que con el paso de los años irá aumentando. En este contexto las recomendaciones que hicieron un grupo de especialistas latinoamericanos en el 5° Foro Mundial del Agua llevado, a cabo en Estambul, Turquía, merecen ser tenidas en cuenta. Para contrarrestar el impacto de la carencia de agua, los idóneos en el tema aconsejan adoptar estrategias de adaptación.
Se sabe que una de las causas de este fenómeno es la creciente urbanización. De acuerdo con esto el estudio detalla: “Los servicios, todavía hoy deficitarios, son aún más exigidos a causa del crecimiento demográfico, la migración de las poblaciones rurales hacia las ciudades, las migraciones entre países y el turismo, surgiendo así serios problemas relacionados con la disponibilidad de agua. Ello acelera la necesidad de disponer de nuevas fuentes de agua subterránea o superficial, ocasionando además el aumento de la demanda de servicios de saneamiento y agua potable y la aparición de nuevos focos de contaminación, así como el agravamiento de las inundaciones urbanas”
Según datos de la ONU , aunque existe mucha agua en el mundo, la mayor parte es salada y por lo tanto no es apta para el consumo. Sólo el 3 por ciento es dulce, pero como unas tres cuartas partes de ese porcentaje está concentrado en las regiones polares y en los glaciares, solamente el 1 por ciento es agua dulce superficial fácilmente accesible. Asimismo, el empleo del agua dulce se reparte en 65 por ciento para la agricultura, 27 para la industria y 8 para uso doméstico. En la actualidad hay más de 1.100 millones de personas que viven en el mundo sin agua potable.
Considerando los puntos relevantes del informe presentado 5º Foro Mundial de Agua sobre la problemática que plantea la escasez del recurso hídrico y los desafíos que esto supone para los próximos años, habló con expertos en la materia para conocer y entender el escenario regional y tomar conciencia.
Ángel Menéndez, Jefe del Programa de Hidráulica Computacional, del Instituto Nacional del Agua (INA), aclara que la escasez de agua “es un problema que ya existe en nuestro país” y sostiene: “El agua es vital ya que atraviesa todas las actividades humanas, de tipo productivo y de tipo social por eso la importancia de conservarlo”. Leda Giannuzzi, doctora del Centro de Investigación y Desarrollo en Criotegnología de Alimentos informó que sólo el 3 % del agua que hay en el mundo es dulce, por lo tanto apta para el consumo. Por ello Giannuzzi remarcó la importancia del “uso racional del agua”.
“Es un recurso que se acaba y va haber problemas serios en el mundo por la falta de agua, incluso hasta guerras”, sentenció la investigadora de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Los problemas argentinos Los expertos señalan que los principales problemas que enfrenta nuestro país son la contaminación del recurso hídrico, la carencia y la presencia de arsénico en las napas de agua en muchos lugares de la región.
“Hay escasez en algunas zonas y abundancia en la zona húmeda, pero hay que tener en cuenta que 2/3 del territorio de nuestro país es semiárido” remarcó Menéndez. Para Giannuzzi, “el principal problema es la contaminación y la presencia de un alto porcentaje de arsénico en provincias como Córdoba, Santa Fe e inclusive Buenos Aires, donde se concentra el mayor volumen de la población argentina”. Pero el especialista Menéndez advierte como parte del problema, también la cuestión cultural: “En las zonas húmedas no se toma conciencia de lo que significa el mal uso del agua”. Y agrega “en Buenos Aires se consume alrededor de 630 litros por día por persona, cuando lo recomendado por la ONU es de 200 litros ”. El derroche, sin duda, es significativo.
Ausencia de políticas públicas El informe presentado en el 5° Foro Mundial del Agua aconseja a los estados americanos una “armonización regional de políticas para el uso del agua y el incremento de la transferencia de tecnología y de actividades de cooperación”.
También sugiere impulsar acciones que reduzcan los impactos ambientales de la minería y de la agricultura intensiva sobre los recursos hídricos, y la construcción de nuevos aprovechamientos hidroeléctricos, mediante tecnologías adecuadas para minimizar los riesgos ambientales y sociales”. Para esto recomienda “la renovación de los sistemas de infraestructura obsoletos, que ocasionan pérdidas cuantiosas de agua, políticas que aseguren la sostenibilidad de los recursos naturales, y la creación de instrumentos destinados a fomentar la forestación y reforestación en áreas degradadas”. Los entendidos argentinos coinciden en la falta de políticas públicas a mediano y corto plazo para encarar la problemática hídrica.
Giannuzzi no ve que el estado se ocupe de la situación. “Yo creo que debería haber más control para que no se contamine, sobretodo de las emisiones líquidas de la fábricas”, dice Leda y remata: “Hay una indiferencia muy grande”. Para Ángel Menéndez no hay políticas de gestión muy desarrolladas. “Hay que saber con que cantidad y calidad de agua contamos, y en que lugares se concentra más para poder definir como va ser su uso”, completa el físico argentino. Calentamiento Global El cambio climático merece un cuadro aparte. El informe resalta como preocupación principal que, “en América todavía se atribuye a los fenómenos naturales mayor peso que a los procesos socioculturales y económicos, deslindando de ese modo, en muchos casos, responsabilidades en la gestión”. El informe aconseja, para combatir los efectos del cambio climático, “incluir el tema dentro de las políticas de gestión de los recursos hídricos, promoviendo a su vez actividades de investigación, fomentando estudios de vulnerabilidad y adaptación, creando nuevos marcos legales y desarrollando programas de sensibilización y educación.”
El cambio climático, se asocia también en América del Sur con la reducción de los caudales de los ríos y de la recarga de los acuíferos. De acuerdo al estudio, los expertos temen que “la disminución del aporte de agua a los embalses, no sólo incida sobre la generación de energía eléctrica sino que también afecte la disponibilidad de agua para riego y la calidad del agua de consumo”.
Leda Giannuzzi dice que a causa del calentamiento global “se están perdiendo las reservas de los glaciares” y advierte sobre cuidar las emisiones de gases a la atmósfera para revertir esta situación. Menéndez por su lado vislumbra un desconsiento en cuanto a las acciones que se deben realizar para contrarrestar la carencia de agua, ya que “el cambio climático provoca día a día cambios en los padrones predecibles”. Y concluye que el “agua es un problema que deberá ser puesto en consideración por los gobiernos”. “Hay que trabajar con la población y sus pautas culturales” sentencia. El drama del arsénico Desde hace más de diez años los habitantes de Carlos Casares, Nueve de Julio y Pehuajó reciben un suministro de agua corriente con valores de arsénico muy superiores a los permitidos. Mientras tanto, la gente que no puede pagar los bidones de agua “potabilizada” está condenada a consumir veneno a corto o largo plazo.
Sus daños se constatarán en los descendientes de los actuales pobladores de estos pueblos bonaerenses que sufrirán malformaciones genéticas y síndrome de Down, entre otras enfermedades. Desde los concejos deliberante de las localidades se están realizando asambleas para dar soluciones a la población. En charla con Marianela López, vicepresidenta del consejo deliberante de 9 de julio, cuenta: “el tema viene de larga data pero recién hace dos años se comenzó a trabajar con los análisis de agua, tener un registro serio y poder presentar reclamos sólidos”.
Por otro lado la funcionaria local expresó su disconformidad con el gobierno de la Provincia de Buenos Aires, ya que recientemente el gobernador Scioli dio marcha atrás a un aumento tarifarío previsto por Absa para la localidad de Florencio Varela, mientras que en 9 de Julio este reclamo se viene haciendo hace tiempo sin recibir ningún tipo de respuesta. “Esta bien que en Florencio Varela den marcha atrás con el aumento si tienen agua contaminada, pero no me parece justo que no se nos escuche porque no tenemos el mismo nivel de proximidad con el gobernador como la que tiene el Intendente Julio Pereyra” remarcó Marianela López.
Según cuanta la Concejal de 9 de julio por la UCR , en el marco de la quinta asamblea de consejos deliberante “se decidió llevar el conflicto a la instancia judicial si las autoridades Absa, la proveedora provincial, no da soluciones”. Esta medida fue tomada porque se presentaron notas simples, carta documento, se pidieron audiencia con el Gobernador Scioli y con la Ministra de Infraestructura bonaerense y no acusaron recibo.
Marianela López también cuenta que 9 de Julio tiene otros problemas con el agua, como es el caso de la escasez: “En el verano muchos sectores de la localidad sufrieron la falta de agua”, lo cual la concejal atribuye a la falta de inversión y las grandes perdidas que tienen las cañerías por ser muy añejas y no resistir lógicamente el desarrollo urbano.
|