El primero en irse fue Juan Manuel Llop de Racing por falta de resultados y diálogo con el plantel. Esa misma semana renunció Gustavo Alfaro a Rosario Central.
Luego siguieron el mismo camino Omar Labruna en Gimnasia de Jujuy y Leonardo Astrada en Estudiantes. Pero lo extraño también fue que Jorge Burruchaga en Banfield y "Pepe" Santoro en Independiente, corrieron la misma suerte pero a diferencia de los demás renunciaron inclusive después de ganar sus partidos.
Otros están en la cuerda floja como Miguel Russo criticado por muchos y hace meses atrás candidato a dirigir a la Selección Nacional. La ida de los técnicos ya se ha transformado para todos en algo normal.
Los D.T están en consecuencia sometidos, expuestos a los resultados. Ellos son los que miden su capacidad, su conocimiento y sus facultades técnicas. ¿Y quién no es medido, en su labor diaria, por el resultado? Todo tiene que ver con todo. Quizás estemos en deuda, en cuanto a la calidad de los entrenadores. La mayoría no innova, no aportan tácticas que rompan con el molde al que nos tienen acostumbrados.
Sino que lo digan los dos clubes más grandes del país como River y Boca que contrataron a Gorosito e Ischia. Que lejos estamos de Europa no solo en kilómetros sino también en capacidad. Cuanto hay que aprender de Sir Alex Ferguson, sentado en el banco del Manchester United de Inglaterra desde hace 23 años consecutivos. O de la inteligencia de Rafa Benitez en el Liverpool o la practicidad de Mourinho en el Inter de Italia. Los resultados están a la vista.
No hay técnicos argentinos a cargo de los equipos de elite. Por algo será. Un aire renovador quizás sea la vuelta a nuestro país del "Tolo" Gallego. Un técnico con mentalidad ganadora el cual apenas asumió en Independiente, les advirtió a sus jugadores que se cuiden con las "salidas y la vida privada".
Pero no siempre los entrenadores son los principales culpables. No hay que dejar de lado a los dirigentes que tienen mucho que ver en que ese puesto se halla transformado en una "picadora de carne". Ni hablar de los jugadores, responsables muchas veces que el técnico de un paso al costado o lo echen. Sus rendimientos no son los mejores pero ellos siguen vistiendo la camiseta sin importarles la situación.
Muchos prefieren salir en la revista de Rial y Ventura, andar con una "botinera" o jugar a la playstation. La situación preocupa. Todo es igual o peor que antes y alarma que no se vea nada en el horizonte. Ojala soplen vientos de cambios que traigan ideas nuevas que permitan gozar de un mejor fútbol y que al menos una brisa comience a llevarnos al Viejo Continente.
*Periodista. Director Técnico Nacional de Fútbol
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