Cabe destacar que en Colón y por una fuente segura ya existen chicos que consumen paco. La violencia que traerá y el mayor presupuesto en los sistemas de salud será muy preocupante.
Así, ante la ausencia del brazo del Estado, comenzó a gestarse "Madres en Lucha", un grupo de mujeres que batallan día a día contra la adicción de sus hijos y los de otros a la droga. Reclaman un mayor compromiso del Gobierno y la sociedad, políticas mas firmes para la prevención, el tratamiento y la reinserción social. Exigen un programa de asistencia para adictos que apunte directamente a la problemática del paco, una droga sobre la que poco se sabe tanto de efectos como de tratamiento.
Marta Gómez insiste en ver el costado político de la instalación del paco en la sociedad. "A partir del conocimiento que teníamos, de las situaciones que pasaban los pibes entendimos que se trataba de una droga de exterminio, como que se iban desbastando en muy poco tiempo, entonces empezamos a ver el tema con esa lógica".
Desde el movimiento, las mujeres tratan de encarar la situación con lo que está a su alcance. "Madres en Lucha" tiene un equipo interdisciplinario para dar respuesta a las situaciones concretas, talleres con jóvenes, como "Arte para la Transformación" y presentación de proyectos de emprendimientos productivos. También realizan encuentros interbarriales, nacionales y regionales.
"Lo que hacemos nosotros cuando nos buscan, es hablarles, escucharlos que te cuenten el problema y vemos de que manera quieren resolverlo", dice la referente del movimiento.El trabajo es de hormiga. Las madres tratan de contener, apoyar, y además construir alternativas para que cuando se recuperen encuentren otras oportunidades. "Trabajamos para que los chicos cuando salgan de la granja, de recuperarse, tengan una herramienta de trabajo, que puedan aprender un oficio y el día de mañana puedan salir a trabajar", dice Marta.
Desconocimiento
Si bien las organizaciones reciben asistencia de los gobiernos local y nacional, como becas para que los chicos terminen la secundaria o aprendan un oficio, subsidios para los proyectos productivos, y mayor acceso a los turnos para las internaciones, las madres sostienen que no alcanza.
"Todavía no tenemos en salud, estadística medica, vos le preguntas a cualquiera, cuantos hay con el problema del paco y no hay estadística medica, porque no te reciben por la pasta base, te reciben por el problema pulmonar, de taquicardia, o de tuberculosis, por lo que fuese, menos por la pasta base", puntualiza Marta.
"Ni las granjas ni los médicos están preparados para atender la problemática del paco, y tampoco hay «ganas», diría entre comillas, de resolverla", agrega. Teniendo como ejemplo la experiencia de madres uruguayas que en su país hacían denuncias anónimas pero en público para que las causas no se archivaran, las madres argentinas empezaron hacer lo mismo.
Sin embargo, al poco tiempo, se dieron cuenta que la denuncia no servia de nada. La información se filtraba, los distribuidores siempre zafaban y las familias denunciantes recibían amenazas, por eso decidieron trabajar desde otro lugar.
"Acá sabes todo, los mismo pibes te dicen los lugares en donde se vende , pero no podes ir mas allá, no porque no quieras, porque tenés una policía corrupta, entonces vos vas, haces la denuncias, cuando ellos llegan ahí, ya fueron avisados y no encuentran nada, es una zona liberada", afirma Marta.
La provincia
El trabajo contra el consumo de pasta base en territorio bonaerense es llevado adelante por "Madres contra el Paco", una organización que conforma una red de madres en 10 distritos del Conurbano sur. "Lo importante es que las madres nos conozcamos para saber qué se necesita y cómo pedirlo. Estamos trabajando específicamente en asistencia y prevención". Alicia trabaja en Lomas de Zamora junto a Isabel Vázquez, la madre a la que hace pocos días le asesinaron el hijo.
Alicia Romero, una de las fundadoras, coincide en el mensaje de Marta a la sociedad. "No hay que mirar para un costado, sino involucrarse", sostiene y asegura que no sólo el que consume se ve afectado, sino todo el núcleo familiar e incluso hasta la misma gente, "porque por la misma desesperación para conseguir la droga, roban y hasta pueden llegar a matar".
Consultada respecto de la ayuda que reciben del gobierno de la Provincia de Buenos Aires, Alicia cuenta que trabajan con los CPA (Centro Provincial de Adicciones), pero como la provincia es grande y el presupuesto no es suficiente la ayuda no alcanza. Incluso estos centros no funcionan adecuadamente, no hay médicos, ni psicólogos y los turnos tardan una infinidad para alguien que necesita una asistencia inmediata.
La provincia cuenta, además, con un proyecto adolescente lanzado por el Ministerio de Desarrollo Social que beneficia a 20 chicos del barrio. El Programa incluye $76 por mes para cada uno de los adolescentes y $74 pesos por chico para la organización responsable, más $160 mensuales para los que tengan el cupo de 20 jóvenes.
Pero Alicia insiste en que la verdadera solución es el trabajo genuino y que los chicos puedan acceder a los estudios primarios y secundarios. "Lo que debería hacer el gobierno provincial es escucharnos un poco más", sentencia.
Al igual que Marta, Alicia sostiene que la realidad que hoy sume a los barrios carenciados en la lucha por y contra el paco no es producto de las vueltas del destino, sino que responde a la concreción de un escenario "absolutamente planeado". Las madres lo dicen claro: "Hay muchas cabecitas negras que tenés que ir eliminado".
"Alguien se enriquece y de paso matamos a los chicos pobres. Porque en una primera etapa se los regalan, y como es muy adictivo, saben que después los chicos van a salir a pedir dinero para comprarlo", cuenta Alicia.
"Los chicos que consumen no tiene un proyecto, nos los incentiva nada. Trabajamos para incluirlos en los programas, creemos importante que se abran los clubes, hacer planes en base a lo que les interesa, enseñarles un oficio, computación. Intentamos involucrar a la familia", destacan desde Madres contra el paco
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