Por estos días el celebre gaucho colonense anda con entripado que ni siquiera la gorda "querencia" se lo pudo sacar con las barbas de choclos remojadas. Todo sobrevino al observar el Arbol de Navidad (digamos Arboricillo) encendido con todas las luces.
Es que si el antiguo lo podíamos observar desde un avión a cuatro mil metros de altura, al actual no sirve ni para escondernos de una mirada de suegra afiebrada.
¿Dónde quedaste Osvaldo? ¿Dónde quedaron los sorteos? ¿Y las más de tres mil personas que concurrían a la ceremonia del encendido? El Pirincho anda buscando algún destornillado que haya practicado Bonsái.
Es que no se puede pasar de cuarenta metros de altura a casi cuatro.
Ni el propio Hormiga Negra, ni Mandinga, Ni el Hijo de Tu Sam puede hacer semejante estropicio en tan poco tiempo. (continuará)
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