(DIB) El proyecto tiene dos objetivos principales: reducir el impacto ambiental de este tipo de actividad y generar una mayor oferta cárnica sin producir desfasajes entre las producciones extensivas y los feed lots.
La ministra de Asuntos Agrarios, Débora Giorgi, destacó que esta norma “es uno de los compromisos que la provincia tomó con las entidades del campo”.
La funcionaria explicó que el proyecto está orientado a la regulación de la actividad “sin modificar las reconocidas cualidades que nuestra carne posee a nivel internacional”.
El proyecto que obtuvo media sanción en la Cámara Alta prevé la protección ambiental a partir de la definición de zonas “sensibles” en base a la cercanía de poblaciones o existencia de acuíferos. Además, se establecerá un estudio de impacto ambiental sobre los estándares de calidad y monitoreo con que deberán contar los establecimientos.
Además, crea un registro provincial en el que deberán inscribirse los establecimientos que se dediquen a la actividad, y establece el cumplimiento de ciertos requisitos de calidad para poder operar. Por otra parte, el proyecto estipula que todas aquellos feed lots que tengan una capacidad menor a 700 animales podrán ser controlados por los municipios en los que estén radicados.
En la provincia están radicados la mayor cantidad de establecimientos de engorde a corral. La principal ventaja de este tipo de actividad es que permite reducir la superficie de cría de ganados en beneficio de otras actividades productivas, como la siembra de cereales. A través de este método se logra una mayor eficacia en la productividad, ya que se incorpora a la dieta alimentos que permiten reducir los tiempos de engorde y una mayor rotación
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