Los avisos clasificados de los diarios locales lo decepcionaron. Sin embargo prestó atención a una noticia donde se señalaba que concejal de apellido “conífero” se había sentado al máximo sillón de la casa amarilla colonense y con ganas de echar raíces en los próximos meses.
¡Esta es mi oportunidad! Pensó el “Pirincho”. ¡Voy a ser concejal! Exclamó llenó de esperanza. ¡La verdad es que ser edil es un trabajo con beneficios propios de esta sociedad industrializada, zonificada y estrafalaria! acotó.
“Ya me veo cobrando dos palos y medio, trabajando de lunes a viernes, accediendo a teléfonos, internet, teniendo secretaria general, secretarias propias, no mojándome cuando llueve, teniendo estufas en invierno, aire acondicionado en verano, leyendo los diarios gratis, tomando café, agua mineral aunque el agua de nuestra ciudad sea “ buena” y proyectando en un ambiente muy cómodo la ciudad del futuro”.
¡Solamente necesito dos mil votos o tratar de ir en una lista sábana!. El Pirincho presentó entonces en su cabeza y para lectura propia las propuestas que dará a conocer a la ciudad de Colón, llamando todos los días a una conferencia de prensa. (continuara).
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