El Pirincho encontró conchavo

La vida cotidiana para el “Pirincho” andaba de mal en peor, no era para menos la góndolas de alcohol de quemar estaban vacías, y no se conseguía, galleta trincha. No había trabajo y con la sequía (hídrica y económica) no lo contrataban ni para cortar yuyos...

Pero no hay mal que dure ciento dos días, ni tiento que no se corte. Una llovizna tenue comenzó a caer y simultáneamente en el piquete se armo un pandemoniun de “chatas” que querían irse para el lado del campo.

Los ruralistas habían vuelto a sus raíces. Sin embargo como todos quisieron salir juntos, fue llamado de urgencia para llevar normalidad “el Cuqui”, utilizando toda su experiencia conseguida en la esquina de 47 y 22.
Después de cuatro horas, de marcha adelante y marcha atrás, la primera camioneta salió como cura de la sacristía porque llega tarde a la procesión.

En ese momento el pirincho estaba tomando mate en un porongo mirando llover por la ventana de la cocina. Ahí llegó una segunda camioneta con un productor rural que lo cargo a upa. Nuestro asesor se asustó y comenzó a gritar “¡Represión…no represión no…estoy cortando el paso a las gallinas para que no entren! ”. ¡Ma que represión ni represión ahora hay que sembrar el trigo, después mientras la planta crezca vamos a estudiar si volvemos a la protesta!.