La mañana del 13 de marzo de 1991, el policía colonense Gustavo González no pensaba que su vida en pocas horas cambiaría dramáticamente. La ciudad de Colón era todavía un lugar seguro para vivir. Para ejemplificar, si uno revisa los diarios de esa época, el robo en una verdulería causaba asombro en la población y era título de tapa.
El trabajo de un policía se centraba en guardias bancarias e investigar algún robo de bicicleta, o cuidar el orden a la salida de una confitería el fin de semana con muy pocos problemas. Sin embargo, la tarde de ese día cuatro policías integrantes de una partida y en un confuso episodio quedaron involucrados en el homicidio de Marcelo Drapich, ocurrido en el partido de Arribeños. González el policía pasó cinco años y cinco meses en prisión, recorrió seis unidades carcelarias y en ninguna fue ubicado en un pabellón especial. Además se separó estando detenido, y no fue contenido por ningún psicologo puesto por la Fuerza a la que respondió poniendo en peligro su propia vida. Vivir prófugo
El 21 de marzo de 2000, Gustavo González era Jefe de Calle en la ciudad de Zárate. Una comunicación que escuchó en la frecuencia policial lo alertó que lo estaban buscando para detenerlo. En ese momento comenzó su huida. En su auto particular llegó a Pergamino, donde le prestaron otro vehículo. Poco después arribó a nuestra ciudad, para saludar a su hijo de dos meses y su esposa. Una vez que se despidió se dirigió a la Capital Federal.
En la gran urbe trabajó en un restaurant, ubicado en la intersección de la calle Chiclana y Garay. Nunca cambio de documento de identidad. Varias veces la Policía Federal lo paró en operativos, y siempre entregó su carnet de conducir o el documento original.
La seguridad de que no lo seguían hizo que se trasladara a la ciudad de Quilmes. En esa localidad comenzó a buscar trabajo e ingresó a la Municipalidad donde trabajo en blanco durante dieciocho meses. El carnet del IOMA tiene fecha del 30 de junio de 2002 y la obra social fue usada en varias oportunidades. Siempre cobró su sueldo en la sucursal del Banco Provincia de Buenos Aires que queda en la calle 12 de octubre 2731. Nadie se dio cuenta.
Mientras estaba prófugo perdió la tarjeta de cobró y viajó a renovarla a la sucursal de Colón. En los últimos meses de su huida, trabajó en tres lugares. El restaurant de Parque Pa- tricios, la Municipalidad de Quilmes y los fines de semana en un boliche bailable de la ciudad de Morón, ubicado en avenida Gaona y el segundo peaje.
Un hecho fortuito hizo que cayera detenido. Un patrullero lo siguió y el se asustó y se dirigió velozmente a su casa. Al llegar la policía lo detuvo. El contó que era policía y estaba prófugo. Fue su fin. Si se hubiera callado nadie se hubiera dado cuenta. En el sistema no tenía ningún pedido de captura. A partir de ese momento quedó detenido. Recién recuperó la libertad en noviembre de 2007.
La información que trascendió
La información oficial indicó en ese momento que Gustavo Adrián González fue detenido en el conurbano bonaerense en el marco de un operativo policial. La versión indicaba que la policía de cuatrerismo de Quilmes detuvo a Gustavo González el único policía prófugo acusado por la muerte de Marcelo Drapich sucedida el 13 de marzo de l991, en un campo del Cuartel VI de la localidad de Lincoln. Según trascendió el operativo fue casual.
La policía bonaerense estaba buscando a otro delincuente con un profuso prontuario. El policía colonense se hallaba conversando con el caco en plena calle cuando la policía le dio la voz de alto. El colonense al pensar que venían en busca de su persona huyó pero fue rápidamente reducido. Los uniformados a cargo del operativo rápidamente lo identificaron y buscaron sus antecedentes donde constaba que González era un prófugo de la justicia y que pendía una condena a cumplir.
La condena
Gustavo Gónzalez y otros tres policías colonenses fueron juzgados el 16 de diciembre de l994. En acuerdo extraordinario los señores jueces de la Cámara de Apelación en lo Criminal y Correccional del Departamento Judicial de Junín, Dr. José Santiago Luchelli, Miguel Modesto Paulo Sainz e Italo Leoneto Durante. Los magistrados absolvieron a los acusados del delito de torturas por no haberse acreditado el hecho. Por otra parte, absolvieron a Gerardo Becerro del delito de homicidio y condenaron a González y otros dos policías, por ser autores de homicidio simple, a la pena de ocho años de prisión e inhabilitación absoluta por el mismo término y demás accesorias legales.
En esa oportunidad los jueces concedieron bajo caución juratoria, la excarcelación extraordinaria que prescribe el artículo 2º de la ley 10.484, modificada por las leyes 10.594 y 10.933, hasta tanto el fallo adquiera la calidad de cosa juzgada. Los policías debían concurrir cada treinta días ante el jefe de la repartición. En el año 2000 un recurso mal interpuesto ante la Justicia determinó que se librara la detención de los tres policías.
González logró huir siguiendo prófugo hasta que la policía de Quilmes lo detuvo. El 13 de marzo de l991, aproximadamente a las 16 horas, una comisión policial llega a la localidad de Arribeños, con el objeto de efectivizar una orden de detención emanada de Dr. Roberto Fernández, titular del Juzgado Criminal Nº 2 de Pergamino, en la causa 1452, caratulada Luis Pérez- Carlos Alberto Rolón s/ calificado en Colón contra Marcelo Drapich.
La autopsia había determinado que Marcelo Drapich falleció debido a la herida de una bala disparada por una pistola 9 milímetros. El proyectil le habría alcanzado en su espalda, produciéndole una herida de atrás, hacia delante, de abajo hacia arriba, en la base de la aorta ascendente de 2 centímetros que le produjo la muerte a los pocos minutos.
El perito Daniel Lorenzo afirmó: « Aún cuando la bala llevara velocidad subsonica, poseía suficiente fuerza como para atravesar el cuerpo humano». Agregó « Fue un disparo limpio a más de 30 metros». El abogado defensor, Juan Manuel Rosas afirmó « fue una herida provocada por la huida de la víctima y no por las denominadas de ejecución».
Por otra parte, al no haber nosocomio en Arribeños los policías habrían decidido trasladar el cuerpo de Drapich al Hospital de Colón. La patrulla llega a las 18 horas, Drapich es atendido en la guardia por el médico peruano Dr. Norbil Soto Pajares que certifica la muerte del herido de bala y además agrega que el cuerpo estaba caliente y que no había comenzado la rigidez cadavérica, lo cual parecía certificar que el deceso había ocurrido durante el viaje. La noticia de la muerte es recibida por los policías de parte una enfermera.
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