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12/06/2008
La soja y la degradación del suelo

El agro argentino es el octavo productor mundial alimentos y el quinto exportador en el mercado internacional.


Soja_130608 (32k image)El historiador chileno Mauricio Rojas, en su obra Historia de la crisis argentina, sintetiza los factores que le permitieron a la Argentina seducir a tanta mano de obra del sur de Europa a fines del siglo XIX y principios del XX: los “copiosos recursos naturales, su alta productividad agroganadera y la abundancia de comida barata”. Hacia 1914 Argentina era vista como el equivalente a los Estados Unidos en América Latina. En aquel entonces, en París se exclamaba: ¡Rico como un argentino!...


Medio Ambiente
Prácticamente nadie sabía qué era la soja. De hecho, en 1970 la superficie argentina de 2.791.810 kilómetros tenía apenas el 1% de sus tierras cultivables con esta semilla. Hoy superó largamente el 13% de su territorio, algo así como 300 millones de hectáreas cultivables.


En nuestro país se consume menos del 5% de todos esos sembradíos, que han ganado hasta montes y huellas de caminos. Hay dos corrientes bien diferenciadas en cuanto al análisis de esta situación: una, la más halagüeña, ve a la soja como una gran posibilidad de crecimiento para el país. Otra, más pesimista, cree que es una solución pasajera con consecuencias impredecibles para nuestra economía, medioambiente y desarrollo social.


¿Usted en cuál se enrola?, se le consultó al decano de la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales de la UNLP, Guillermo Hang, que además es profesor titular de Economía Agraria.
“Soy crítico de los paquetes tecnológicos de capitales intensivos y me preocupa básicamente el monocultivo”, responde rápido el avezado profesional. Y argumenta: “Sembrar todos los años soja sobre soja, y así sucesivamente, contradice todos los principios rectores de la agronomía, los cuales propician la rotación de cultivos, básicamente para que el suelo sea sustentable”.
“El monocultivo -sigue Hang- trae aparejado una serie de situaciones, como la pérdida de la biodiversidad en su conjunto”.


La perdurabilidad del suelo como generador de riquezas y alimentos constituye una de las llaves para el progreso socioeconómico en el futuro inmediato, ante un escenario mundial de notoria escasez de alimentos. La FAO, organismo para la alimentación de la ONU, estima que hasta 2017 habrá un aumento del 20% promedio en los precios de las carnes; de 30% en los azúcares; del 60% en las oleaginosas; del 50% en la leche y del 80% en los aceites vegetales.


En consecuencia, si Argentina produce alimentos no parecería una receta recomendable destrozar su suelo por una ganancia pasajera.
Ahora bien, ¿realmente se destruye la tierra con la soja transgénica? La corriente defensora asegura que a través de la siembra directa, que propicia una menor rotura del suelo por el menor paso de las máquinas, se mejoran sus cualidades.


El ingeniero agrónomo de la Universidad de Buenos Aires (UBA) Walter Pengue, especializado en Mejoramiento genético vegetal, no coincide en absoluto. “Argentina dejó de producir una rica y variada cantidad de productos, que brindaban un equilibrado servicio para la alimentación de la población, por un monocultivo transgénico (la soja trans)” que no sólo redunda en divisas por exportaciones, sino que también produce “desocupación, contaminación y desertización del suelo” con consecuencias impredecibles para las futuras generaciones. Así se expresó en un documental elaborado por la cadena latinoamericana Telesur denominado Hambre de soja, dirigido por Marcelo Viñas.


Más que un yuyito

La soja trans es una modificación genética desarrollada y vendida por Estados Unidos y que se liberó en 1996. Es más resistente a los destructivos agroquímicos, crece con mayor facilidad y requiere de menos trabajo. No es un simple yuyito.
Casi toda la soja que se produce en los campos argentinos y en zonas ganadas al monte, no aptas para la agricultora tradicional, se exporta como materia prima para la elaboración de aceites u otros derivados, y como forraje, básicamente para la alimentación de aves de corral y cerdos en Europa.


Luego de la compra de los granos trans, se produce la siembra directa: una pequeña huella en el suelo sin remover, con un solo paso de la máquina alcanza para comenzar el cultivo, el que crece hasta en lugares increíbles, como vastos ecosistemas plagados de añosos árboles y tupida vegetación en el hostil norte argentino.
Hang opina que con su siembra y cosecha sin rotación de cultivos “se van muchos nutrientes del suelo. Ya se nota una pérdida de materia orgánica muy fuerte en zonas agrícolas tradicionales, como Pergamino y Arrecifes.


En líneas generales, el deterioro es importantísimo”. La doctora en Agronomía Laura Echarte, científica del Conicet premiada el año pasado con el premio L’Oreal-Unesco y actualmente en Canadá, demostró en el estudio galardonado que el cultivo intensivo de la soja proporciona una buena ganancia económica a los agricultores argentinos, pero al cosecharse, de casi toda la materia vegetal que la planta produce, muy poca materia orgánica vuelve a la tierra y resultan bajas las proporciones de carbono.
¿Esto qué significa? Que aparte de reducir la fertilidad de la tierra, la disminución de este carbono orgánico contribuye a la acumulación de gases invernaderos en la atmósfera y por lo tanto, al calentamiento global.


Riqueza irrecuperable

El especialista Fernando García, del Instituto Canadiense del Potasio y el Fósforo, agrega otro dato relevante a este panorama. “La soja precisa el doble de azufre, nitrógeno y fósforo del maíz” para crecer y desarrollarse.
El potasio y el fósforo son un recurso no renovable natural del suelo. “En los últimos 20 años se vio un notorio descenso. En algunas zonas se pasó de 60 partes por millón a 15 partes por millón en la tierra”, aporta García, para quien “esto no puede sostenerse durante más de 15 años.


Si no se toman medidas urgente, en ese tiempo muchos suelos se van a transformar en absolutamente inservibles”. La cosecha 2002, recuerda el documental de Telesur, reportó para Argentina 5 mil millones de dólares. Pero no sólo se fue del país soja, sino también 900 mil toneladas de nitrógeno y 200 mil de fósforo, lo que equivale a 900 millones de dólares. “Casi el 20% de lo que se exporta son nutrien tes”, se lamenta García.


Es decir, el suelo argentino subsidia con ese altísimo porcentaje el negocio sojero, el que se expande a razón de un millón de hectáreas por año en el país. El decano Hang cree que hay otro factor en el esquema actual de la soja. “Por la notable expansión de este cultivo, prácticamente no quedan campos para arrendar. Quien arrienda busca una rentabilidad inmediata. Es decir, maximizar los rindes del suelo. No le importa si éste luego no sirve más”, opina el ingeniero. Para el economista de la UBA e integrante del Plan Fénix Jorge Schvarzer, “la soja expulsa al trabajador del campo, que migra y se acumula en la periferia de las grandes ciudades. Y además provoca un daño irreparable al suelo”.


Senador Gerardo Reverberi


Cada productor podrá presentar un recurso judicial


l jueves 11 de junio a las 11hs, el senador provincial por la Coalición Cívica Gerardo Reverberi mantuvo una reunión con el abogado constitucionalista Ricardo Monner Sanz.
El motivo del encuentro fue profundizar en la posibilidad de avanzar por la vía judicial para derogar el decreto que establece las retenciones móviles. Monner Sanz y Reverberi hicieron referencia a la forma en que cada productor puede presentar un recurso judicial y afirmaron que se va a convocar a los productores que quieran realizar su presentación judicial.


También participaron de la reunión los asesores legales del senador Reverberi, el Dr. Pedro Simonini y el Dr. Gerardo Van Becelaere.
Ya hay iniciativas de productores de Rosario, Mar del Plata y 9 de Julio que fueron avaladas por la justicia.


El Dr. Ricardo Monner Sanz es presidente honorario de la Asociación Anticorrupción de Santa Fe. Junto al ex diputado nacional, Mario Cafiero y el Dr. Francisco Javier Llorens radicó una denuncia ante el Juzgado Federal Nº 8 en lo Criminal y Correccional de Buenos Aires, para que se investigue el accionar de las cerealeras que exportan granos argentinos al exterior, al advertir que en la lucha entre el gobierno y el agro esas empresas no aparecían.


Reverberi en ATC


Por otro lado, el viernes 6 de junio el senador colonense, Gerardo Reverberi estuvo presente en el programa “Mañana vemos”, magazine que se emite de lunes a viernes de 10 a 13h con la conducción de Mex Urtizberrea y la participación de Fanny Mandelbaum y Carla Czudnowsky.
El legislador compartió la mesa con la diputada nacional, Graciela Giannestasio. Ambos debatieron sus posturas con respecto al conflicto campo-gobierno. Coincidieron en remarcar la importancia del diálogo entre las partes para lograr una solución. (Hoy)


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