Según se pudo determinar una docente de 39 años regresaba a Ramallo a bordo de su auto Re- nault 9. La Ruta 51 que une Arrecifes con Ramallo es transitada por camiones. En cercanías de el ingreso a la localidad de Las Violetas y una camioneta Ford Ranger comenzó a perseguirla y se le puso a la par.
Los trascendidos indican que la modalidad que usaron los cacos es similar a la que se emplea cuando se “ataca” un camión cargado de mercadería. El delincuente acompañante de la camioneta apuntó a la mujer con un arma de fuego y mediante señas le exigió que detuviera la marcha del auto.
La docente que daría clases en una escuela de la población de Las Violetas regresaba sola e instintivamente se cruzó de carril para evitar ser robada, por lo que los delincuentes la persiguieron. En poco más de doscientos metros los asaltantes pudieron cruzarle la camioneta que debió aplicar los frenos.
En este momento Jorge Rivas habría descendido de la camioneta y comenzó a acercarse al auto. La confianza al creer que tenía dominada la situación jugó en su contra. La maestra presa de un ataque de pánico y no midiendo las consecuencias asustada apretó el acelerador y arrancó, tratando de esquivar a Rivas.
Sin embargo no pudo evitarlo y el delincuente cayó herido sobre la banquina de la ruta, mientras que su cómplice escapó y la docente asaltada abandonó el lugar y se dirigió hasta la dependencia policial más cercana a denunciar lo ocurrido.
Cuando los efectivos de la subcomisaría de Pérez Millán arribaron al lugar del hecho encontraron al asaltante en grave estado, por lo que lo trasladaron en ambulancia al Hospital de Ramallo, donde los médicos constataron que presentaba fracturas de cráneo y de costilla.
Debido a la gravedad del cuadro, el paciente fue derivado al Hospital de General Rodríguez donde se pudo certificar que estaba en estado de coma y con riesgo de vida La policía identificó al sospechoso como Jorge Manuel Rivas (49), quien desde hacía poco tiempo gozaba de salidas transitorias para trabajar de la Unidad Penal 16 de Junín, donde purgaba una condena por robo a mano armada. En tanto, la policía halló horas después del asalto la camioneta Ford Ranger color bordó, que el cómplice de Rivas abandonó cerca de Ramallo.
Las fuentes precisaron que en el interior de la misma se secuestraron dos teléfonos celulares pero no el arma de fuego utilizada para asaltar a la docente, quien resultó ilesa. El caso, caratulado como tentativa de robo calificado y lesiones, es investigado por el fiscal Vicente Botteri, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 3 del Departamento Judicial San Nicolás.
Cabe destacar que la Ruta 51 y principalmente el acceso a la localidad de Las Violetas y Perez Millan era un lugar elegido en la década del ochenta por los piratas del asfalto para abordar camiones que trasladaban carne vacuna. El acceso a esas localidades tiene una pequeña curva denominada del cementerio, donde los camiones bajan la velocidad y ese era el lugar elegido para asaltarlo, sobre todo en horas de la madrugada.
La historia
El colonense Jorge Manuel Rivas, quedaría definitivamente en libertad en el 2012. Aunque como lo público Colón Doce podría acceder antes de esa fecha a permisos especiales si así lo determina la justicia santafesina. Jorge Rivas estaba en la Cárcel de Las Flores y por razones de cercanías con nuestra ciudad pidió el traslado a la Carcel de Junin donde tenía salidas laborales.
La cronología de los pasos judiciales donde la justicia lo acusa es intrincado. Como se recordará el juez de Novena Nominación, Dr. Julio Ke- suani, lo había condenado en los primeros días de agosto de l999 a 15 años de prisión por tenencia de armas de guerra, secuestro y adulteración de automotores. Jorge Rivas estaba condenado a 13 años por los Juzgados de Melincué y Casilda. Las sentencias se unificaron y el magistrado le dio el máximo del Código Penal.
La historia
La historia del caso indica que en noviembre de 2002, la Sala III de Rosario condenó a Rivas a 25 años por el secuestro extorsivo del empresario lácteo José Díaz Franco, quién fuera secuestrado el 19 de diciembre de 1988, cuando se dirigía a su empresa que quedaba en Urquiza al 2500 de Rosario. La banda a las pocas horas exigió un pago de 300 mil pesos de rescate.
Los contactos fueron gravados y las voces por primera vez en la historia de la justicia argentina fueron enviadas a la Universidad de Michigan en los Estados Unidos. Los técnicos comprobaron que la voz era de Jorge Manuel Rivas. El empresario lácteo jamás apareció. En 1994, un anónimo de tres hojas, escrito a mano llegó a la Dirección de la Policía Bonaerense diciendo que el empresario rosarino fue tenido en cautiverio en una casa alquilada por un contador ( emigró de nuestra ciudad en la década del noventa) y que estaba ubicada entre el Cementerio de Colón y la ahora denominada avenida Eva Perón.
El escrito además señalaba que la víctima del secuestro habría sido ejecutado en esa vivienda y llevado luego por dos sujetos a un puente situado a 2000 metros de la planta urbana de Pearson, donde su cadáver fue arrojado al arroyo que lo atraviesa. La policía Científica, al mando del comisario Oscar “Pajarito” Rossi encontró huesos humanos y las pericias posteriores señalaron que se trataban de partes de cuerpos de un hombre y una mujer joven.
El ADN no pudo ser realizado y jamás se pudo saber a que personas correspondía el hallazgo. El expediente Díaz Franco llevado adelante por el juez Carlos Carbone reunió 2500 fojas. Sin embargo la mayoría de los procesados recuperaron la libertad por haber pasado más de tres años sin sentencia.
Prófugo
En 1999 Jorge Rivas obtuvo una salida transitoria y cuando fue citado por el juez Julio Kesuani se dieron cuenta que estaba prófugo.En mayo de 1999, Rivas cayó nuevamente preso en nuestra ciudad. Una partida al mando de el oficial Jorge “Canario” Paolini, logró capturarlo en una vivienda de 43 e/ 15 y 16. Un minuto antes el prófugo había destrozado su teléfono celular ( para que no descubran con quién se había comunicado) y salió por la puerta trasera con las manos en alto. En abril de 2000, la sala III ratificó la condena por el secuestro de Díaz Franco y poco después el juez Kesuani unificó la pena con otras anteriores que sumaban 13 años de reclusión.
La suma de las condenas fueron por ilícitos cometidos en la década de los noventa y que fueron llevados adelante por los Juzgados de Me- lincué y Casilda. El magistrado Kesuani, a pedido de la defensora de Rivas, la abogada Mercedes Guevara unificó las condenas.
En este sentido sumando ambas penas le computaba 28 años de prisión, y le impartió el máximo previsto por el Código Penal: 25 años de prisión. Meses después y luego que el fiscal de Estado estuviera de acuerdo con el planteo de la letrada rosarina los camaristas de la Sala II, Ernesto Navarro, Humberto Giménez y Otto Crippa García (en disidencia) confirmaron la sentencia de Kesuani.
Según el acuerdo Nº 93 se ordenó que se vuelva a calcular la condena que sería cumplida en el 2012, En tanto al ser reincidente no podrá acceder a la libertad condicional sino sólo a la libertad anticipada, seis meses antes de la fecha fijada.
Historial
Jorge Rivas nació el 5 de mayo de 1962. El colonense fue detenido por primera vez el 23 de mayo de 1990.
Un año más tarde, en julio de 1991, en un hecho todavía recordado escapó en un auto Citroen de la Comisaría de Colón, luego de reducir al comisario Leone en su propio despacho y salir hacia calle 51 y 18. La fuga le costó la carrera a un suboficial que estaba de custodia en los calobozos.
El colonense fue recapturado el 28 de julio de 1992. El caco estuvo en la cárcel hasta el 13 de octubre de 1995, cuando lo dejaron libre por aplicación de la ley del 2x1.
Un año después volvió a caer y esta vez estuvo en Coronda hasta el 16 de febrero de 1999, fecha en la que consiguió permiso para una salida transitoria y se esfumó.
Nadie supo dónde estaba hasta que el 17 de mayo lo recapturaron y un par de meses después el juez Kesuani lo sentenció por el caso Díaz Franco.
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