Lo primero que pensó ¿Será un volcán que permaneció oculto y ahora está en erupción?... No seguro que no. ¿Será un curso de zapateo sureño que los autoconvocados están realizando en sus ratos libres?... No seguro que no. En medio de semejante incertidumbre, una camioneta toma la curva de boulevard 17 y el “Pirincho” le gritó ¿Qué pasa…Eusebio?.
El que manejaba un afiliado radical paró se saco la boina de los ojos y contestó “Con las primeras nubes en el cielo los agropecuarios están co- mo locos, ni atados a la rastra móvil que cruzan en la ruta se quedan, no los convence ni cuatro Dangelis juntos, la cosa es que va a llover y hay que sembrar trigo… pique- teros si… pero bolu... no”.
Medio desilusionado se volvió al pueblo y al llegar a la pileta climatizada de Alianza se encontró con el delfín del intendente el ya celebre «Aquaman». Con su traje verde estaba practicando natación. El sucesor al máximo sillón repetía no me va a tapar el agua…soy un pez…tengo que aprender a nadar y mantenerme a flote como mi maestro el gran “Pito”.
El “pirincho” pensando las cosas parece que se precipitan, fue hasta la gomería de Ojeda y le pidió que le infle tres cámaras y salio pensando la institucionalidad estará a salvo.
Por último pasó por la sede del ganador del último clásico de fútbol colonense. En medio de la calle seguían peleando a mano limpia un boga con un funcionario municipal, un socio que salía rompiendo los boletos de la sexta de Palermo acotó “ parecen los agropecuarios y el gobierno ya ni se acuerdan porque pelean la cuestión es no caer de rodillas”.
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