Los delitos que protagonizan los menores están en aumento. Las versiones indican que varios adolescentes “levantarían” bicicletas para entregárselas a los reducidores que las venderían en otras localidades cercanas, o las “repintarían” para ingresarlas al circuito comercial colonense.
El Estado Municipal ( la Policía es Comunal) debería centrar sus esfuerzos en ir a los “peces gordos” que ofician de reducidores, y utilizan a menores para robar. Además existen sospechas que la introducción de droga este intimamente ligada, al robo de ciclomotores, stereos e incluso de herramientas que podrían ser canjeadas por marihuana y cocaína.
Forma muy simple de “aumentar” la rueda del delito al tener cada vez más involucrados. En una ciudad como Colón no pueden desaparecer miles de bicicletas y cientos de motos, como por arte de magia (como ocurrió en el último lustro), si no existe desidia, o inhabilidad en la investigación o simplemente “protección” de algún sector.
En tanto a los menores que funcionan como “levantadores” de bicicletas, motos, ciclomotores o stereos es deber del Estado contenerlos y asistirlos para que den un giro en su conducta antisocial. Por otro lado, se observa en los últimos meses que algunos menores (12 a 13 años) “trabajan” en la calle con arrebatos a personas mayores.
Los ejemplos son abundantes. En calle 48, una mujer sufrió el corte de la manija de su cartera con una navaja y le llevaron todos sus efectos personales y dinero. También en cercanías de la balanza del barrio Rivadavia, una mujer fue atacada por un menor y le quitaron el bolso.
Similar ilícito aconteció en calle 26 y en el barrio 9 de Julio. Algunos hechos de este tipo son denunciados y otros no. La ecuación para la víctima es simple.
El valor de lo robado no supera el trastorno que tendrá con citaciones, reconocimientos etc.
En las últimas semanas se observó patotas de adolescentes, “asaltando” a chicos de similar edad. En algunos hechos le sacan dinero y en otros al no tener, golpean a la víctima.
Este tipo de ilícitos acontece preferentemente los fines de semana y en cercanías de plaza San Martín, o a la salida de lugares de expansión nocturna. (lugar donde a determinada hora no tendría haber menores y menos en estado deplorable por la ingesta de bebidas alcohólicas. ¿La pregunta es nuestra ciudad existen 100 boliches bailables para que no se pueden controlar? ¿Cuál es el motivo para que se tenga tanta libertad de acción con la venta de alcohol?.
En las escuelas se refleja lo que pasa en las calles de la ciudad. El año pasado en un establecimiento escolar se encontró petacas de alcohol. Hace pocos días una fuente indicó que las personas que limpiaban un baño encontraron cigarrillos y profilácticos, también agregaron pegamento, pero esto último no pudo ser confirmado.
Las denuncias por agresiones físicas y sus consecuencias son denunciadas diariamente por los funcionarios educativos en la fiscalía y policía comunal. En tanto, desde el gobierno municipal todo parece “normal”. No existe un amplio programa de contención, donde no solamente se atienda a cuarenta chicos, si no a la minoridad en riesgo de la ciudad que supera ampliamente ese número.
Provincia de Buenos Aires
Un menor es detenido cada 30 minutos en la provincia de Buenos Aires acusado de cometer algún delito, según demuestran las estadísticas del Ministerio de Seguridad. Además, las cifras oficiales indican que entre enero y febrero de este año aumentó el número de chicos apresados por la Policía bonaerense respecto al mismo período del año pasado. Mientras que en 2008 se capturaron 2.331 menores de 18 años concretando un delito, el año pasado se detuvieron 2.179.
“Lo más preocupante no es solamente la cantidad de chicos que fueron apresados por cometer delitos, sino la violencia de los hechos”, consideró un calificado funcionario de un juzgado de Menores de un departamento judicial de la zona norte del conurbano bonaerense.
Además, funcionarios judiciales que desarrollan sus tareas en los juzgados de Menores de la provincia de Buenos Aires coincidieron en que los delitos no son solo más violentos, sino que las edades de los acusados son cada vez más bajas.
Otro dato que llamó la atención es que actualmente aumentó la cantidad de grupos de chicos detenidos y, según declaraciones de un funcionario, lo negativo de la situación es que detrás de los adolescentes hay mayores que no quedan detenidos.
En Buenos Aires hace un año que existe una Ley Penal Juvenil con la que se crearon fiscalías de menores y juzgados de garantías para menores, pero la norma no está en práctica. Actualmente está en vigencia la ley 20.278, que establece la inimputabilidad de los menores de hasta 16 años.
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