La misma es propiedad de Enrique Lallana, que con un carro tirado por un caballo se dedica a recorrer los comercios y levantar cartones, cajones de madera, plásticos etc.
Las llamas tomaron rápidamente el predio y los elementos depositados.
Los Bomberos Voluntarios llegaron rápidamente y dominaron la situación, pero la mayoría de la precaria instalación quedó destruida.
En un primer momento se temió que Lallana estuviera en su interior, pero los servidores públicos revisaron el sector dando por descartada la sospecha.
Poco después llegó su propietario que lamento lo sucedido.
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