En este juego de roles o personajes, se puede llegar a la comprensión del origen de algunas de las acciones humanas que hoy observamos en los establecimientos escolares. El disertante señaló tener la convicción que estas son las herramientas para permitir un contacto con los alumnos más allá de los visible.
Esto quiere decir que el docente poseerá la capacidad de comprender más profundamente las acciones o compartimientos, muchas veces nocivos, en los alumnos, permitiendo ver el origen que causa los mismos y neutralizar o atenuar con sabiduría aquellos que son perjudiciales para sí mismos, los demás compañeros, maestros y la sociedad futura en conjunto.
Sabiendo que la inseguridad, irrespetuosidad por la vida que hoy sufrimos, no obedece a una generación espontánea de sujetos malos y que si es el efecto de la no comprensión de necesidades básicas que al no ser atendidas en tiempo y forma, degeneran solapada eimpredeciblemente en personalidades que consideran inadaptadas.
La culpa no es del chancho
Los chicos son víctimas de una falta de límites que no impusieron ni padres ni docentes ni la sociedad en su conjunto. Un chico, un adolescente va buscando los límites y son los mayores los que deben imponerlos sin culpas. Sólo bastaron dos o tres generaciones que, en reacción a la represión vivida dejaron de cumplir un rol formativo en cuanto valores humano, contención, límites con respecto, incentivo al esfuerzo y ejemplos simples, como pueden tener una familia unida en el amor, padres felices, la posibilidad de comunicarse con los mayores sin temor a la descalificación.
Son muy pocos los ejemplos y los pocos que hay se desvanecen, en cuanto el niño a el adolescente sale a la calle y vivencia el sálvese quien pueda. Por un lado tenemos los padres que por temor a que a sus hijos no estén preparados para las contingencias del futuro, los instan compulsivamente a la capacitación, pero en muchos casos, olvidan la necesidad de que sean felices.
Hoy los menores no tienen ejemplos de alegría y felicidad ni en sus hogares, ni colegios, ni en las calles. Para peor los padres creen que estos chicos son felices por el hecho de dejarlos hacer lo que quieran, sin tomar conciencia de que la libertad es como una espada de doble filo que requiere de un cierto grado de responsabilidad ejercida. Los jóvenes tienen pocos modelos en los cuales inspirarse, porque todo lo que los rodea, ven y vivencian la contradicción entre los valores éticos y morales que los mayores intentan enseñarles.
¿Respeto a los mayores? Si mis abuelos se murieron en geriátricos y mis padres no los escuchaban porque siempre repetían las mismas historias (los descartaron como muebles viejos). ¿Respeto a la autoridad? Si fueron ellos los que me enseñaron que me tengo que rebelar a cualquier tipo de autoritarismo.
La policía es corrupta y la justicia está hecha para favorecer a los delincuentes que entran por una puerta y salen por otra. Los políticos son todos chorros.
La iglesia está para reprimir. Los viejos hablan estupideces. Los maestros son unos vagos que viven de licencia en licencia, trabajan cuatro horas por día, tienen tres meses de vacaciones y pretenden ganar como si trabajaran. Así se podría seguir por horas, y es por eso que se debe apelar al sistema de educación para modificar la realidad.
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