En un panteón robaron un crucifijo de de muy alta cotzación. También barretearon algunos cajones fúnebres, seguramente en busca de objetos de valor como alianzas y cadenas de oro con que son enterrados los fallecidos.
Colón Doce buscó antecedentes sobre profanación de tumbas en nuestra ciudad y especialmente en cajones funerarios y encontró que en l995, fue abierto con una barreta un cajón de perteneciente a un jefe de familia de origen gitano.
En aquel momento se corrió la versión que el jefe del clan había sido enterrado con varios anillos de oro y dinero en efectivo.
También y en busca de metal se profanaron en varias oportunidades algunas tumbas.
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