El domingo salimos a recorrer la ciudad de Colón. En calle 48 y 17 nos encontramos con el concejal, Carlos Traficante. Le preguntamos como estaba la situación y argumentó “algo debe andar mal, si todo estuviera bien, el semanario Colón Doce debería salir con la tapa en blanco”. Nos reímos con su fino humor y no fuimos para la Feria de Artesanos pensando “donde se juntan más de ocho colonenses hay lío”. Al pasar por la Rotonda de Ruta 8, observamos al popular “Pato” con una asada en la mano.
Sacamos una foto para realizar una efemérides ilustrada que recuerde la jornada histórica y pensamos “es una señal de buen augurio, se viene la era de Acuario”. Al llegar a destino nos encontramos con un enredo descomunal. Una mente acelerada diseño un diagrama para estacionar y logró lo que nadie pudo hacer en años. El sistema de tránsito se asemejaba a la teoría del “caos”.
Los autos que pasaban por Ruta 8, se encontraban con los que ingresaban por la colectora que iba directamente al estacionamiento, los que venían de la entrada del Lago Municipal y se encontraban con la puerta cerrada, los que iban a la entrada del Lago cerrada, los que cruzaban por calle 55 del barrio Mirador, los que venían por calle 56 para cruzar la ruta y los que iban a ingresar al predio por la entrada de Alianza. El bolonqui sirvió para unir a la familia.
El fin era evitar un accidente. El conductor miraba al frente (como debe ser), la esposa al costado, la suegra al otro costado, un hijo para atrás y el menor para arriba para avisar si venía un joven realizando motocross y caía encima del techo. Varios conductores que llegaron al estacionamiento debieron ser internado por un ataque de pánico, incluso una ambulancia que debía llevar a uno de ellos al Hospital Municipal se perdió y todavía el Dr. Julián la anda buscando.
Al llegar a los stands lo primero que vimos fue a Alberto un productor de Hughes que encabezó la marcha de protesta. El agropecuario estaba explotando un puesto de pochoclo. Le preguntamos el motivo a lo que contestó “ las retenciones no me dejan margen para vivir y debo buscar un rebusque”.
Enfrente estaba un stands que tenia a cargo el delegado Jesús, dueño del último paro comunal. El municipal vendía soubenirs con su figura y dos bandeloras cruzadas en su pecho con una frase que decía “Y no me tenían fe”. En un tercer stands se encontraba el contador Casi, vendiendo «equecos» con la cara del Jefe Comunal. Al requerir el porque nos dijo “ es que el presupuesto no alcanza y debo pagar el aumento de los municipales”.
Muy cerca del escenario lo vimos al Secretario de Cultura, Elías. Estaba sentado en una silla, enfrente se encontraba el pediatra Ulises, señalando un pizarrón y diciendo “hace memoria Martínez, el próximo 24 de marzo no te olvides de colocar la ofrenda floral en la estatua de San Martín”.
Cansados nos retiramos para observar el nuevo autodromo municipal. En el camino nos encontramos con la Directora del Museo, Susana, que estaba excavando un pozo, al vernos nos dijo que estaba buscando los indicios de lo que había sido una cancha de fútbol y con la esperanza de encontrar los restos de un arco. No encontró el cometido pero desenterró un tronco de una acacia plantado por Elsita en los noventa.
Al llegar al gimnasio Municipal hallamos a “Pepe” Cortafierro que nos dijo que el parque cerrado lo harían en la cancha de básquet con piso flotante y los boxes en el sector que da sobre la prolongación de la Boulevard 50.
También nos dijo que se trasladaría el Zoológico muy cerca. Entonces pensamos “triste destino el de los monos, leones y tigres al no tener descanso los domingos. En el presente es el fútbol y en el futuro el ruido de los motores del automovilismo zonal”
Con el último esfuerzo nos retiramos al piquete de Ruta 8 y Ruta 50. Eran las 20 horas y los agropecuarios se habían ido a dormir. Solo quedaban jugando un truco de cuatro Gerado Reverberi, José Luis Manfredini, Pedro Pantanetti y Pablo Man- fredini. Nunca se supo quien ganó. Cuando faltaba tres tantos para salir del segundo chico paso el Estado y le sacó el 45 por ciento de los poro- tos anotados. Nos volvimos a Colón. Al llegar a boulevard 17, vimos 30 motos que venían como chico por tobogán de acero. Rápidamente pensamos que era un encuentro de moto- queros organizado por Osvaldo Andrés. Al bajar el vidrio de la ventanilla le preguntamos a un pibe que hacían y nos dijo “estamos corriendo una picada. Le retrucamos “si no tenía miedo a la policía comunal”. El pibe sacó un diccionario del bolsillo para buscar la palabra y no la encontró.
Seguimos viaje y llegamos a as 286 viviendas. Entrando al predio con un machete paraguayo en mano se encontraba Carolina.
La técnica en Turismo había organizado un paseo al simulacro de selva amazónica con un contingente austriaco. Un vecino del barrió nos paró y nos dijo que el lugar se estaba transformando en un “campo de simulacro de la barra brava de Chicago y que se entrenaban tirando piedras a vidrios y cortinas de plástico de ventanas ”. Por último, pasamos por la Plazoleta Cívica.
Subiendo por las escaleras con un uniforme tipo “Rocky 1” se encontraba el Tucán. Al vernos se sorprendió y argumentó “ quiero la revancha con Osvaldo Andrés”. Hasta la semana próxima.
|