El episodio se desparramó en Bigand y las felicitaciones se multiplicaron en minutos. “Nos vino a saludar mucha gente y estamos agradecidos por eso”, dijo Migliorelli tras recordar que la noche antes del sorteo le dijo a su mujer “mañana no voy a trabajar porque gano el Quini y ella se largó a reír”.
Casualidad o no la presunción se cumplió . Ya nada será igual para este muchacho de 34 años que trabaja hace cinco en recursos humanos de la empresa de galletitas Mauri, aunque asegura que, al menos por ahora, no tiene pensado dejar el empleo. Los números de la tarjeta que jugó son los mismos a los que venía apostando todos los sábados en la agencia bigandense Los Dos Patitos, de Patricio Lardelli. Siempre se tuvo fe, pero ahora que la suerte llegó no logra salir del asombro.
“Van a tener que pasar unos días para darme cuenta de que es cierto que soy el ganador”, dijo Migliorelli tras contar que se enteró de la noticia a través de la radio Líder de Bigand. “Luego de escuchar que el Quini había caído en Bigand fui a controlar las apuestas y comprobé que la tarjeta ganadora era la mía, lo juro, no lo podía creer”, aseguró.
Eduardo también tenía la costumbre de hacer otra tarjeta a medias con un compañero de trabajo, pero la favorecida fue la que venía jugando sólo desde hacía varios meses, al punto que cuando no podía pasar por la agencia, el dueño del local tenía la autorización para jugarla.
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