Los mismos se realizarán en distintos horarios y estarán destinados a controlar a los conductores de autos, motos y ciclomotores.
Se debe recordar que el reclamo de Colón Doce comenzó a seis años cuando la provincia de Buenos Aires donó el alcoholímetro que nunca se utilizó.
Las muertes que se podrían haber evitado con un simple control fueron la de muchos jóvenes. El dolor que cada accidente de tránsito nos traía era inmenso por la secuela de pérdidas de vida y graves lesiones.
Siempre decíamos que la muerte de una persona joven traía consigo la desaparición de centenares de vidas, porque se “borraban” del futuro los hijos, nietos, bisnietos y tataranietos.
Puede ser que este verano con el uso del alcoholímetro, evitemos la fatalidad estadística que nos indica que el alcohol y la velocidad se iba a cobrar tres nuevas vidas colonenses.
Seguramente el episodio que “catapulto” la medida fue la muerte de un joven cuando en una calle de la ciudad el auto circulaba a 130 kilómetros y se salió de la cinta asfáltica estrellándose contra un comercio.
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