Se trata de un Cessna 182 -matrícula LV IRD- que había sido robado en el aeródromo de la localidad bonaerense de San Nicolás y que fue hallado el viernes en el nordeste de Santiago del Estero, cerca del límite con Chaco.
El comisario Carlos Silva, de la Policía de Pampa de Los Guanacos, Santiago del Estero, informó a medios locales que el personal policial constató que se había desprendido el tren delantero de la aeronave, cuya trompa había impactado en el suelo y que las hélices estaban dañadas.
La presunción de las autoridades policiales es que los ladrones pertenecen a alguna organización dedicada al tráfico de drogas o al contrabando de cigarrillos y que posiblemente se dirigían a Paraguay cuando sufrieron el siniestro.
El objetivo habría sido utilizar la avioneta posteriormente en vuelos en los que se transportase marihuana o cigarrillos desde el vecino país a territorio argentino.
La nave, encontrada a 300 kilómetros de la capital santiagueña, estaba abandonada y con evidencias de haber protagonizado un aterrizaje de emergencia.
Sin embargo, no había rastros de quienes viajaban en ella, en tanto sólo estaba encendida la radio de comunicación y tenía en su interior bidones con combustible.
Tampoco había signos de que sus ocupantes hubiesen resultado heridos al bajar a tierra en un sitio no preparado para un aterrizaje.
La aeronave estaba dentro de una estancia, cuyo propietario es Héctor Carrazana, reside en Tucumán, a escasos mil metros del límite interprovincial de Santiago del Estero y Chaco.
Una comisión policial de Pampa de los Guanacos se dirigió al sitio señalado cuando un patrullero que andaba por la zona del aterrizaje fue alertado por vecinos de un lugar poco poblado.
El robo lo había realizado un grupo compuesto por diez delincuentes fuertemente armados, que redujo al sereno y a su familia y escapó con la avioneta tras tenerlos prisioneros y atados a una cama durante siete horas
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