El chiquitín Diego Buonanotte nació en Teodelina el 30 de abril de l988. Nada hacia preveer que jugaría en la primera de River.
Era muy chico de estatura y muy delgado. Cuando llegó al Monumental apenas superaba los 39 kilos de peso.
El tiempo pasó ahora mide 1.60 de estatura y en los últimos años debió aumentar siete kilos con muchas vitaminas y un gran trabajo de gimnasio, para llegar a los 60 kilos y poder jugar en la primera de River.
En el presente es uno de las mejores promesas de fútbol que tiene la entidad de Nuñez y seguramente seguirá el camino de “los elegidos” en algún club de Europa.
La pequeña ciudad santa- fesina tiene de ahora en más un nuevo orgullo.
El mejor pelotari del mundo el recordado Manco “Messina” o el “Manco de Teodelina”, la pileta más grande de Sudamérica, el inolvidable festival de Tango, su colonia agraria con uno de los campos más productivos del país, y ahora, el crack que se floreó en el Monumental y nada menos que frente a Boca Juniors.
En su pueblo natal solo lo pudieron ver en partidos de fútbol reducido. Tenía 13 años, cuando en l999 comenzó a viajar todos los jueves a Buenos Aires para entrenar. El sábado se mostraba en los partidos con su gambeta endiablada y un “coraje” sin igual para encarar a los “grandotes” de la defensa.
El domingo frente a Boca Juniors y en el Monumental lejos quedaron aquellos partidos con sus amigos de la primaria o los picados los sábados por la tarde.
Los dirigentes cuando tenía catorce años le dijeron basta a los viajes y se instaló definitivamente en la Capital Federal.
Teodelina
El día 30 de Julio de 1875, se funda el pueblo y la colonia de Teodelina.
El nombre es en honor a Doña Teodelina Fernández de Alvear, esposa de Diego Alvear.
Lejos estaba en aquellos castizos nombres que un Buo- nanotte fuera en el 2007 el que llevara la bandera de este pujante pueblo santafesino. En el 2004 ya era elegido por AFA el mejor jugador de las divisiones inferiores.
En el 2005 jugó el Sudamericano de Venezuela y pudo abrazarse Diego Maradona, el más grande de todos los tiempos.
Cuando su papa Mario lo llevaba a los entrenamientos los jueves luego de recorrer más de 350 kilómetros, había muchos sueños que se concretaron con trabajo..
Los sábados los técnicos de inferiores lo hacían entrar en los partidos de Novena en los segundos tiempos.
Fueron muchos kilómetros todos los jueves, y un trato preferencial porque los técnicos veían en el santafesino un crack en potencia que explotó el último domingo frente al eterno rival Boca.
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