La referida Ley, también le otorgó a la mujer la posibilidad de ser elegida, pero no garantizó una representación igualitaria de géneros que permitiera reflejar las diversidades en el ámbito político.
Si bien la denominada “Ley de Cupo” generó un avance muy importante en la materia, todavía queda pendiente la modificación del Artículo 60 del Código Nacional Electoral para establecer una participación equitativa de géneros.
Cabe destacar que el lento proceso para extender el derecho al sufragio para las mujeres en América Latina culminó durante la década del ´60: Paraguay concedió este derecho en 1961, y Guatemala, que había extendido el derecho al voto a un número restringido de mujeres en 1945, lo otorgó en su totalidad recién en 1965.
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