Se trata de María Mercedes Galarza Mo- lina , de 30 años, que fue citada a declarar por el Tribunal Federal I de La Plata que juzga al ex capellán de la bonaerense.
Por su parte, el testigo Ricardo Molina , pareja de la desaparecida Liliana Galarza, relató que durante su cautiverio en La Cacha, un sacerdote se presentó a entregarles medallas de la Virgen de Luján. Recordó que ese sacerdote «se paraba en la punta del camastro y nos preguntaba el nombre y la religión. Pero yo nunca le vi la cara y nunca supe el nombre. No conozco a Von Wernich, no puedo decir que fuera él».
Explicó que en esa época él convivía con Liliana Galarza en Pergamino y estando ella embarazada viaja a La Plata y un día de noviembre de 1976, concurre a «una cita envenenada», en alusión a que alguien tendió una celada a la joven para secuestrarla.
«Al no tener noticias de ella, yo viajo a La Plata y meses más tarde, el 14 de abril de 1977 fuerzas operacionales de La Plata, vestidos de civil, me secuestran y me llevan a lo que luego supe era La Cacha, detrás de la cárcel de Olmos, donde me torturan e interrogan para que aporte nombres de militantes sindicales que trabajaban en empresas», afirmó.
Molina dijo que lo enca- pucharon «y con las manos atadas a la espalda me condujeron a un lugar que luego supe era la división cuatrerismo de La Plata, y posteriormente Inteligencia, en 55 entre 13 y 14 de La Plata», para encontrarse con Galarza. «Ahí la veo a Liliana -prosiguió-, que tenía en brazos a María Mercedes Galarza (su hija). Ahí la conozco a ella».
El testimonio de la joven
Luego de este testimonio, declaró la propia María Mercedes Galarza, quien detalló que su bautismo se puede comprobar con el certificado que consiguió su abuelo cuando ella debía tomar la comunión y se confirmó y que el certificado fue pedido a La Plata por el Arzobispado de Mendoza. «Mis abuelos tenían contacto con un sacerdote que para ellos era el principal referente de la Brigada de Investigaciones y lo que les permitía saber cómo estaba mi madre», dijo ante el Tribunal.
También precisó que en una de las visitas que sus abuelos hicieron a La Plata para ver a su madre, Von Wernich les pidió «que trajeran ropa y dólares porque mi madre iba a salir del país». Detalló que a fines de 1977, cerca de la Navidad, su abuelo llamó por teléfono a la Brigada de Investigaciones, tal como lo hacía habitualmente, y le dijeron que no había ninguna persona con el nombre de Liliana Galarza
La joven recordó además que les dijo también que «fueran prudentes, se quedaran callados y que esperen un año que mi madre se iba a comunicar con ellos desde el exterior». «Yo sé que Von Wernich sabe cuál fue el destino final del grupo porque dice que los acompañó hasta que subieron al avión. Sin embargo hoy los sigue manteniendo como desaparecidos sin decirnos donde están sus cuerpos y esto para nosotros es muy duro», dijo ante un cerrado aplauso de los presentes en la sala.
El tío de María Mercedes, Carlos Galarza, confirmó también que sus padres «tenían esperanza que mi hermana se exiliara porque confiaban en el sacerdote que era el intermediario y que se había mostrado como organizador de la logística para salir del país».
«Nuestra familia era de fuerte raigambre religiosa y cuando viajaban de Mendoza a La Plata y veían a Von Wernich y les decía que todo estaba bien, eso les daba esperanza», explicó. Los testimonios giraron también en torno a las desapariciones de María Magdalena y Pablo Mainer, otros dos jóvenes que integraban el grupo de los siete y que también fueron engañados con un supuesto viaje al exterior.
Maricel Mainer, una de sus hermanas que los visitó al menos cinco veces en la Brigada de Investigaciones, declaró que en una oportunidad María Magdalena le presentó a un sacerdote como «su confesor» y luego supo que era Von Wernich.
La testigo declaró que el ex capellán «se movía con total naturalidad» en el edificio donde sus hermanos estaban detenidos y aseguró que también entregó dinero y ropa para el supuesto viaje de sus hermanos. -
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