El Juez Federal Carlos Villafuerte Ruzo dio lugar al pedido del fiscal Juan Murray y decretó el auto de procesamiento sin prisión preventiva a Carlos Enrique Rocca, nacido en la ciudad de Colón el 14 de febrero de l950 y que prestó funciones en la Comisaría de Pergamino desde el 15 de abril de l976 hasta el 18 de julio de l977.
El magistrado lo consideró responsable del delito de privación ilegal de la libertad, agravada por mediar violencia respecto de Carlos Benjamín Santillan; María Cristina Lanzillotto de Santillan; María Lucila Santillan, Jorge Francisco Santillan; Benjamín Santillan; Marta Beatriz San Martín y Pedro José Petro. En la resolución judicial además procesa a Rocca por el delito de tormento y en concurso real con el delito de homicidio agravado respecto a Carlos Benjamín Santillán y María Cristina Lanzillotto de Santillan, además por considerarlo “prima facie” responsable del delito de usurpación del inmueble de calle Rivadavia Nº 954 de la ciudad Bonaerense de Pergamino propiedad del matrimonio Santillan-Lanzillotto, como así la sustracción de muebles y enseres. El juez además dictó embargar los bienes del nombrado para garantizar el pago de costas, la pena pecuniaria y efectividad de responsabilidad civil.
La ex mujer de Rocca sigue viviendo en la casa usurpada y que los familiares del matrimonio desaparecido piden su restitución para los dos hijos que sobrevivieron al secuestro. Cabe recordar que Carlos Benjamín Santillan permanece desaparecido y el cadáver de María Cristina Lanzillotto fue encontrado en el cementerio de Avellaneda, siendo identificado por medio de pruebas de ADN y entregado a sus familiares. El cuerpo de la mujer tenía múltiples fracturas producto de disparos de arma de fuego que afectaron órganos vitales.
En la causa también están imputados el Jefe de la Guardia externa de la Unidad Penal Nº 3, Sergio Escande Lobos; el Segundo Jefe, Rolando Peredo; el ex oficial Ayudante, Juan Bogado, el Jefe del Batallón de Ingenieros de Combate 101, Manuel Fernando Saint Amant, el comisario Aldo Dicocca y el Mayor Carlos Bossie.
El terror en Pergamino
La causa por la que procesaron al colonense Carlos Rocca se inicia el 20 de marzo de l984, por la denuncia de Benjamín Santillan, presentada ante el Batallón de Ingenieros de Combate 141 de Santiago del Estero. En su presentación denuncia el secuestro y privación ilegítima de la libertad de su hijo Carlos Benjamín Santillan y de su nuera, María Cristina Lanzillotto. Ambos fueron secuestrados el 17 de noviembre de l976, del domicilio donde vivían en calle Rivadavia Nº 954 de Pergamino, durante un operativo realizado por fuerzas del ejercito y policiales.
El padre del desaparecido, al no saber de su hijo viajo desde Santiago del Estero y al llegar a la casa de Rivadavia Nº 954, fue secuestrado, encapuchado y torturado durante tres días en una Comisaría de Pergamino. En la causa judicial abierta y en esta parte el magistrado Federal indica: “la activa participación de los numerarios de la Comisaría de Policía de la ciudad de Pergamino en los hechos motivo de la presente investigación, y entre ellos el agente Carlos Enrique Rocca.
El padre del desaparecido Santillan en crudo relato dice: “viajé a Pergamino en los primeros días de enero de 1977; desde la Terminal de ómnibus fui directamente a Rivadavia Nº 954, con prisa y preocupado, pensando que podían estar enfermos los nietitos; golpeó la puerta que estaba con llave, y sale una niña humilde como de nueve años, a quien pregunto si esta mi hijo Cacho, después de titubear contesta: Ya lo voy a llamar a don Rocca, sale un hombre como de 30 años, bajo, a quien le reitero por mi hijo; contesta que esta de un vecino y que ya iría a llamarlo; al salir cierra con llave la puerta, lo que me extrañó; regresa este Sr. Rocca luego de unos minutos diciendo que ya viene mi hijo; como note algo raro en la actitud de este hombre, que estaba frente a mí sin hablar, en franca desconfianza ya, quise salir con el pretexto de comprar un helado pues hacia mucho calor y entonces desenfundó una pistola y apuntándome me dijo que estaba detenido y que levantara los brazos; a los segundos entró un grupo como de cuatro agentes de policía con armas largas y se abalanzaron sobre mí, a empujones y me llevaron a un auto”.
Con respecto al de- saparecido Santillan se pudo reconstruir el secuestro y donde estuvo detenido gracias a la declaración de tres testigos. En este sentido, una mujer de nombre Marta y que estuvo secuestrada dice que debido a que los hijos de Santillan- Lanzillotto no concurrían a la guardería se apersonó a la casa de Rivadavia Nº 954 y es allí “…me toman del brazo y me llevan adentro de la casa. Que era personal del sexo masculino, compañero de mi padre que era funcionario de policía y que estaba retirado.
Que recuerda que en el interior de la vivienda de los Santillan estaba lleno de policías, que los identificó, no porque estuvieran vestidos de uniformes si no que los conoció porque eran compañeros de su padre, que dentro de la casa era un desastre, todo revuelto, placares tirados en el piso, la ropa en desorden como toda la casa. Que pocos minutos después llegaron a la casa cuatro o cinco policías con un auto Torino rojo, la encapuchan brutalmente y la esposan. Que preguntó porque y me dicen que era un pedido del gobierno.
La mujer explica que de allí la llevan a la Comisaría de Pergamino y que posteriormente la trasladan a San Nicolás, que en ese lugar se rompió la capucha y cuando fue al baño le permitió ver un auto Citroen, color verde manzana, estacionado en el patio y que lo reconoció como el auto de María Cristina Lanzillotto.
La mujer relata que al regresar a Pergamino, luego de ser liberada en cercanía de Campo Salles, pasa por la casa de Lanzillotto con tanta mala suerte que ve salir del lugar al desaparecido Carlos Santillan, corriendo en dirección del arroyo y detrás a la policía disparando las armas de fuego y que después no lo vio más”.
El relató nos ubica en tiempo y espacio. En primer lugar, las fuerzas represoras raptaron a Cristina Lanzillotto y sus dos hijos ( estos aparecieron días después en el barrio de Fisherton de Rosario) y en forma posterior a Carlos Santillan. El esposo de Marta, también es raptado y encapuchado cuando va a preguntar por el destino de su esposa.
El padre de Santillan, y el matrimonio secuestrado fueron llevados a la Comisaría que estaba a cargo del comisario Aldo Ambrosio Dicocca. El relato de Marta, coincide con los de dos detenidos y liberados que dicen que vieron a Santillan en el “Pozo de Quilmes” herido de bala. Botín de guerra En otra parte de lo resuelto por el juez Carlos Villafuerte Ruzo dice “…resulta altamente notorio y despiadado en este caso: el matrimonio Santillan y sus hijos, no solo fueron despojados de sus libertades si no también de sus pertenencias más personales: llámese: automóviles, muebles, enceres y hasta la propia vivienda en que residían”. En esta como en otras tantas causas que se tramitan no hubo “un final de la historia”. La búsqueda de la verdad seguirá porque está en el ideario de los seres humanos.
|