(DIB)En el caso de las rutas provinciales la situación es mucho peor: sólo dos rutas bonaerenses están concesionadas (la autovía 2 y la interbalnearia 11), las demás son mantenidas por la zonal vial a la que pertenecen, que no alcanzan a realizar las reparaciones de la cinta asfáltica y mantener en buen estado la señalización del camino.
Un relevamiento hecho entre las 12 zonas viales en que está dividida la Provincia da cuenta que el problema de las rutas bonaerenses se repite en todos los distritos: falta de señalización, pozos, banquinas inexistentes o peligrosas, y un trazado que actualmente es obsoleto para las velocidades a la que son transitadas las rutas.
A los cinco mil kilómetros de las rutas nacionales, que para los camioneros que dialogaron son los que están en mejor estado, se le suman los 10.500 kilómetros de rutas provinciales. Y el dato más llamativo es que el territorio bonaerense aún es recorrido por 26 mil kilómetros de rutas de tierra, según los datos de la Dirección de Vialidad bonaerense.
Estos 36 mil kilómetros que recorren la Provincia desde San Nicolás de los Arroyos hasta Viedma y desde el Partido de Adolfo Alsina hasta el De la Costa cuentan con un presupuesto para obras de 396 millones de pesos, exactamente el 60 por ciento del presupuesto que este año tiene Vialidad: 660 millones de pesos. Pero el dinero no alcanza para mantener en buen estado el trazado bonaerense, que por su antigüedad debe ser reparado constantemente. Y para ejemplificar la necesidad de más presupuesto en Vialidad aseguran que sería necesario triplicar lo que se destina a obras.
Rutas desactualizadas
La gran mayoría de las rutas bonaerenses fueron construidas hace más de 30 años y en la actualidad para encontrarse en estado “transitable” deben ser reparadas todo el tiempo. Y por eso uno de los mayores problemas que enfrentan las zonas viales de la provincia de Buenos Aires es que si arreglan una parte de una ruta que está poseada saben que en dos o tres días puede volver a romperse, por la acumulación de agua o el peso de los camiones.
Los especialistas coinciden en que las rutas de nuestro país, salvo excepciones de autopistas, no se encuentran preparadas para la evolución de los automóviles y las velocidades a la que comúnmente se viaja. Y en Buenos Aires sólo hay 600 kilómetros de autopista: los accesos a Capital Federal y la autovía 2, que para muchos no debe ser considerada autopista por su paso por pueblos y por tener cruces a nivel.
Así el resto de los kilómetros que recorren la Provincia tienen un trazado que no se condice con las nuevas condiciones de los automóviles. Por ejemplo, las curvas fueron hechas para una velocidad máxima de 60 kilómetros, cuando un auto nuevo llega a levantar una velocidad de 180 kilómetros. El jefe de Seguridad Vial del Cesvi, Gustavo Brambati, explicó a que también está el problema de la señalización.
En muchos casos falta señalizar y desde las zonas viales se explica que los cárteles son robados casi todos los días. Pero donde hay señalización, y en caso de que no esté gastada la pintura, aparece el problema de la velocidad: los cárteles que indican curvas peligrosas están puestos a una distancia para informar a un conductor que viene a 80 kilómetros por hora. Y en Vialidad sostienen que uno de los problemas de las rutas es que habría que cambiar de lugar todos los cárteles, correrlos varios metros.
Un informe del Cesvi destaca que los problemas de infraestructura en las rutas son los causantes del 5 por ciento de los accidentes de tránsito, en tanto que más del 80 por ciento está relacionado con errores humanos.
Y entre las deficiencias de los caminos Brambati enumera muchos problemas que “pueden llevarte a cometer un error”: la falta de iluminación artificial, los ahuellamientos, acumulación de agua sobre la calzada, el ancho de las rutas, los cruces a nivel, falta de banquinas o banquinas descalzadas, que la mayoría de las banquinas son de ripio, falta de señalización, y otras tantas.
También está el problema del ancho del trazado: las rutas tienen un ancho total de siete metros y un camión moderno mide 2,5 metros, con lo que si el camión va exactamente por el centro de su carril sólo le quedan 50 centímetros de espacio de cada lado: tanto de la banquina como del carril contrario.
Otro punto clave para entender el estado de los caminos es el peso de los camiones que los transitan: un camión nuevo cargado puede pesar en total 75 mil kilos, pero en las rutas del país el peso máximo es de 45 mil kilos porque están diseñadas para soportar ese peso, que obviamente no se respeta.
Kilometros Peligrosos
Un estudio del Cesvi detalla los 15 tramos más peligrosos de las rutas en Argentina y la mayoría corresponden a caminos que recorren la Provincia: la autovía 2 en el cruce con la ruta 36; la ruta nacional 5 en tres tramos: kilómetros 124 a 130, 141 a 146 y 364 a 370; ruta nacional 8: en el ingreso a De Viso y en el cruce con la ruta provincial 64; la ruta 9: kilómetros 44 a 46 y 205 a 215; la ruta 11 del km 278 a 285; y la ruta 34 en Rafaela.
Otros tramos peligrosos por su mal estado están en la ruta 30, en los tramos de Flores a Rauch y de Rauch a Tandil; la ruta 88 en Necochea; la ruta 50 desde Lincoln a Vedia; la 68 en Lincoln; la 63 entre Dolores y Esquina de Croto; la 86 desde Daireaux a Pehuajó; la 51 de Olavarría a Bahía Blanca; 74 de Madariaga a Tandil; la 29 de Ranchos a Ayacucho; la 46 de Junín a Saladillo; la 11 desde La Plata hasta Punta Indio. Y así podrían seguir enumerándose otros tantos tramos de la Provincia. Pero en Vialidad aseguran que el 86 por ciento de los caminos bonaerenses están en bueno o regular estado y sólo el 14 por ciento podría definirse como malo.
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