Es cierto que en el torneo pasado, el xeneise tenía la misma diferencia con el pincharrata, que lo alcanzó y lo derrotó en una final entre ambos, la primera desde que están los torneos cortos. Pero por mentalidad y porque los dirigidos por Miguel Ángel Russo apostaron a la Copa el campeón será el azulgrana.
La mayoría de la gente ligada al fútbol sostiene que San Lorenzo no juega bien ni tiene un fútbol vistoso. También es verdad que no le sobra nada cuando gana los partidos, a veces hasta le falta. De lo que nadie puede dudar es quién es el responsable de esta campaña: Ramón Díaz.
Antes de que comience el torneo, Colón Doce opinaba en esta sección que el segundo riojano mas conocido (a esta altura el primer) debía demostrarle a los que dudaban de su capacidad y aseguraban que sólo podía dirigir en River, que tenía suficientes conocimientos para ser el técnico de otro equipo.
Hasta Sebastián Pena, en diálogo con este Semanario afirmó que Ramón “zafaba con el equipo que tenía y además contaba con muchos entrenadores dentro del campo de juego”. El tiempo demostró que quizás haya tenido referentes y líderes en la cancha pero él era el capitán del barco.
San Lorenzo en el torneo pasado era un volcán que había erupcionado. Un equipo golpeado, sin ánimo, con jugadores que no contaban con el apoyo de su gente y con Ruggeri que no quería dar un paso al costado. En un momento era el hazme reír del país cuando fue vapuleado por Boca en el Nuevo Gasómetro siete a uno. Hasta que la dirigencia tomó la desición de ponerle punto final a esa gestión y contratar a Ramón Díaz.
Con poco presupuesto para realizar incorporaciones, el flamante técnico pidió que le contraten a Cristian Ledesma, que jugaba en Argentinos Juniors y no en un grande, y por la “Gata” Fernández que si estaba en un equipo importante pero no era tenido en cuenta por Daniel Passarella. Además pidió que Ezequiel Lavezzi no sea vendido a la entidad de Nuñez, a pesar de la que el jugador quería emigrar sí o sí de Boedo, lo que generó el malestar de los hinchas azulgranas que lo insultaban. Pero contra viento y marea, Ramón lo apoyó y generó que la gente cambie silbidos por aplausos hacia el delantero. A su vez le manifestó a Sebastián Saja que no lo iba a tener en cuenta para que defienda los tres palos.
El arquero debió emigrar hacia Gremio de Porto Alegre y el arco fue ocupado por Agustín Orión. ¿Se acuerdan cuando Sebastián Méndez quería abandonar el fútbol por los insultos que sufría y la falta de motivación? Hoy la realidad indica que a pesar de sus limitaciones en la defensa, es uno de los pilares. Hasta hizo un gol del triunfo en Rosario ante Newell’s. Cristian Tula, tampoco tenido en cuenta en River, es otro valuarte del fondo de San Lorenzo y hasta jugó en todas las posiciones defensivas. Otro jugador que se había peleado con los hinchas era el “Malevo” Ferreyra pero Ramón lo recuperó y fue junto a Orión el que disputó todos los partidos como titular.
Cristian Ledesma, como volante central fue y es el motor de los de Boedo y arriba Ramón supo poner a veces el tridente Lavezzi, Fernández y Silvera y en otras ocasiones no le tembló el pulso para poner a algunos de ellos en el banco de suplentes. San Lorenzo derrotó a Boca en la misma Bombonera por tres a cero, venció a Independiente y Racing por goleada y obtuvo importantes triunfos en Mendoza y las dos veces que viajó a Rosario. Es cierto que la mayoría de los partidos los ganó por la mínima diferencia, sin sobrarle nada.
Pero hay que reconocer que es un conjunto ordenado, que se defiende bien cuando está en ventaja y sabe contragolpear. No es un equipo que pega y si uno que trabaja los partidos. Sólo perdió hasta el momento dos partidos, frente a Estudiantes y Vélez. Pero de lo que hay que estar seguro es que Ramón Díaz es un técnico ganador, que impone sus ideas sin ser autoritario. Sabe motivar a un jugador y hacerlo sentir que es el mejor. Hizo que un conjunto que estaba devaluado se cotice más.
Logró que el hincha de San Lorenzo vuelva a la cancha a alentar y acompañar al equipo y no a insultar y pedir que se vayan algunos jugadores. Quizás llegue el momento de no dudar mas de la capacidad de Ramón Díaz y que sus detractores reconozcan que para ser exitoso «no siempre se debe hablar bien o ser rubio de ojos celestes», como alguna vez dijo el.
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