El procedimientos de los policías canaseños se realizó en conjunto con uniformados cordobeses de la División de Robos y Hurtos, realizaba un allanamiento en una vivienda de barrio Pueyrredón , en la periferia este de la ciudad de Córdoba. El hecho se produjo la mañana del jueves pasado en calle Cochabamba al 2.700 y la víctima fue identificada por las fuerzas policiales como Víctor Moyano, quien tenía pedido de captura por robo calificado y privación ilegítima de la libertad en Villa Cañas.
Este procedimiento se dio en el marco de un delito cometido el 2 de mayo pasado, bajo la carátula de robo calificado y privación ilegítima de la libertad. Al parecer Moyano sería uno de los integrantes de la banda que irrumpió en el domicilio de una familia cañaseña, llevándose un botín y huyendo en el automóvil de las víctimas.
Es por eso que el exhorto fue enviado por el juez de Instrucción en lo penal, Hugo Perassi, en trabajo conjunto con el juzgado de Villa Cañás, el 28 de mayo. El operativo, por parte de la Comisaría 6ta de Villa Cañás, estaba a cargo del titular Carlos Blazer y el oficial subayu- dante Damián Opeler,. La causa es investigada por el fiscal Marcelo Hidalgo y se encuentra en sede de la justicia de la capital cordobesa Gatillo fácil
El hombre no titubeó al disparar su pistola sobre el conductor del Fiat Duna gris. La bala, que ingresó por la base del cuello, fulminó al muchacho, y el auto sin control subió a la vereda hasta quedar detenido frente al portón negro. En el pasillo de al lado se observaba el número 2735 de calle Cochabamba de Córdoba. La reacción del autor del disparo mortal fue correr y girar a la izquierda apenas unos 10 metros.
No pudo más. El hombre corpulento, rubio, vestido con ropas claras (en los tonos del beige, salvo la camisa que sería blanca) apoyó sus manos sobre la pared revocada de la agencia de quiniela y vomitó. El charco pestilente se extendió por la vereda. Desde la vereda de enfrente, Virginia Franceschi y su hijo habían visto todo. Eran las 7.10 de la mañana. A esa altura, el barrio Pueyrredón de la ciudad de Córdoba estaba convulsionado. Los forcejeos, insultos y agresiones verbales a los policías se sucedieron durante varias horas en un clima de tensión extrema.
Unos 15 minutos antes, la Chevrolet blanca chapa FTV-123, a cargo del subcomisario Carlos Blazer, del Departamento General López estacionó enfrente de la casa de puertas y portón blanco ubicada en Cochabamba 2715. El policía, que presta servicio en la localidad santafesina de Villa Cañás llegó acompañado de un subordinado, el oficial subayudante Daniel Opeler. Contaban con el apoyo de cuatro hombres de Robos y Hurtos de la Policía de Córdoba.
La misión de Blazer, encomendada por el juez de Instrucción Hugo Perassi, de Venado Tuerto, era allanar ese domicilio y detener a Víctor Moyano (33), considerado autor de robo calificado y privación ilegítima de la libertad por un hecho registrado en la zona rural de Villa Cañás.
Los casos
Los hechos a los que se acusaba a el hombre cordobes ocurrieron el 23 de mayo en un establecimiento rural de Villa Cañás, cuando entre tres y cinco ladrones, armados y a cara descubierta, irrum- pieron y maniataron a los dueños de casa y sus hijas, reveló una fuente de la Policía santafesina. Según fuentes policiales, los ladrones revisaron toda la vivienda y se alzaron con joyas, dinero en efectivo y algunas alhajas. Cuando huyeron, se llevaron una camioneta y tomaron como rehén al dueño de casa, quien fue liberado en un camino rural, de acuerdo con esta versión.
El hombre que resultó muerto el jueves fue reconocido por una de las hijas de quien fue tomado como rehén en un álbum fotográfico policial, dijo otra fuente, que añadió: “Hubo al menos tres golpes similares en Villa Cañás en un lapso de seis meses. Cinco ladrones, dos de ellos con tonada cordobesa, que entraban a las casas usando una especie de llave maestra mientras los moradores dormían para luego reducirlos y asaltarlos”.
El allanamiento
Los golpes en la puerta y los gritos sobresaltaron a Mirta Gacitúa y a sus hijas Mariela y Erika. «Esperen que me vista», dijo la mujer. «Identifíquense o no les abrimos», interrumpió Mariela. «Abran hijas de puta o les tumbamos la puerta». La orden del subcomisario fue escuchada por varios vecinos. Mientras la puerta blanca crujía y la madera se astillaba, Mirta llamó al 101 y a su hijo Víctor Moyano.
El primero en llegar fue el muchacho, padre de dos hijos, domiciliado a pocas cuadras. Ingresó en contramano a Cochabamba al volante del Duna chapa RDC-480 y en instantes terminó muerto. «Hay testigos que dicen que les tiró el auto encima a los policías y ahí se produjo la reacción», comentó el sub- director de Investigaciones Criminales, Jorge Saires, quien llegó con posterioridad.
El jefe policial fue muy cauto en el primer contacto con los casi 20 periodistas que habían recogido todo tipo de versiones. «Dicen que no se identificaron. Hay una vecina que le sacó una foto a los policías que estaban de civil y a los dos minutos, después del incidente en la puerta, sacó otra foto donde ya tenían los chalecos puestos de la Policía de Córdoba», comentó un cronista. Sin inmutarse, Saires respondió que todo estaba en manos del fiscal Marcelo Hidalgo, quien conduciría la investigación.
Justicia
Para la justicia cordobesa el jefe de la comisaría de Villa Cañás no abatió a un delincuente en un enfrentamiento sino que cometió un asesinato. Eso se desprende de la imputación que hizo el fiscal Marcelo Hidalgo acerca de la conducta del subcomisario Claudio Blazer, quien había sido comisionado para detener a Víctor Juan Moyano, y lo mató en apariencia, con un tiro de su arma reglamentaria, cuando la víctima estaba desarmada.
El fiscal Hidalgo acusó formalmente por homicidio calificado a Blazer, que está detenido. “Hay suficiente evidencia para hacer la imputación. Nadie habla de enfrentamiento. No está acreditado que haya habido fuego cruzado. Y todo el operativo previo a la intervención está bajo investigación
|