El hombre que por razones legales (proteger la identidad de sus hijas) identificaremos como R.D, es oriundo de Colón y hace poco tiempo se mudó a la vecina localidad de Wheelwright donde desarrolla su trabajo. En la la actualidad se domicilia con una hija adolescente.
La familia está partida en dos y de no actuar la Justicia (con sicologos, visitadoras sociales e incluso con la fuerza pública, para que se cumpla los acuerdos logrados) se esta muy cerca de que la situación se desborde con un final impredecible.
En este sentido, R.D se separó de su mujer y como fruto de la unión matrimonial quedaron tres hijos. Una adolescente mayor que comparte el hogar con su padre, y dos nenas que viven con su madre.
Según pudimos averiguar, R.D y su ex pareja firmaron tres acuerdos para que el hombre pueda visitar a sus hijas. Los mismos fueron refrendados en el Juzgado de Paz del Dr. Roberto Ballerini. Los escritos contemplan que el hombre puede ver a sus hijas los días miércoles y viernes por el término de tres horas y puede llevarlas en una salida semanal a Wheelwright.
Según denunció en Colón Doce, ninguno de los acuerdos se cumplen, y para observar a sus hijas de 9 y 6 años debe hacerlo sobre un tapial. La preocupación además abarca por el estado si- cológica de las pequeñas.
La situación ingresó en un espiral sumamente inestable, y se debe prevenir cualquier tipo de ulterioridad. El hombre realizó las respectivas denuncias penales en la Fiscalia Nº 7 de Pergamino, aunque hasta el momento no se logró el cometido.
Para la prevención de actos de violencia en estos casos es determinante que la Justicia actué con rapidez y eficacia. Esperemos que este caso sea resuelto y el padre pueda ver y estar con sus hijas nuevamente.
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