El mismo se debe al controvertido servicio de playa. Los dueños de las estaciones de servicios de la ciudad comenzaron a aplicar un aumento en el valor de los combustibles de 0,15 centavos por litro. Este adicional, llamado «servicio de playa», actúa como un sobreprecio.
Esta aplicación golpeará a los consumidores, que en el caso de los que usan naftas premium ya fueron afectados por un incremento en el precio que cobran las petroleras.
Los dueños de las estaciones de servicio se quedan con el 7% del valor de las naftas y el gasoil. Este margen es -según denuncian- insuficiente para mantener en pie el negocio y de este modo cobran lo que se lleva el “servicio de playa” reduciendo el costo de la mano de obra que trabaja en los despachos de combustibles.
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