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04/05/2007
Humanos tras los muros

José y un largo camino de regreso a casa


José esta internado en una clínica siquiatrica. Tiene 14 años y solo recibe la visita de su tutor. Una historia llena de paradojas. El nombre usado por motivos obvios no es verdadero...


La historia de vida de José, podríamos resumirla con un título: “Crónica de una internación siquiatrica anunciada”.
Es un claro ejemplo donde la sociedad se refleja en un amplio espejo, para observar el desinterés y la desidia que se tiene con los más débiles.


En el presente, José, permanece internado en una Clínica de Junin.
El diagnóstico médico sería que sufre graves desordenes en su personalidad. La situación no tendría retorno. Su único contacto con el mundo exterior, se produce a través de su tutor que con esfuerzo junta moneda sobre moneda, para viajar a visitarlo los fines de semana.


En la actualidad, José tiene momentos lucidos y recuerda a sus amigos y familia. Todo es difuso en su mente. El “limbo” que fábrica la medicación, la enfermedad y la realidad es implacable.


José solamente es recordado por el núcleo más allegado. Se sabe que haría muchos meses que no ve a su madre. Nadie se acerca a preguntar como está. Algunos políticos están “empecinados” tras las mieles dulces de los votos y se olvidan de los seres humanos. Para parte de la sociedad el adolescente es un N.N. Alguien que se fue y tal vez nunca volverá.


La historia


En su corta vida, José no tuvo oportunidades, y desde la panza de su madre parecía que marcaban su destino. Los derechos humanos le fueron esquivos.
La progenitora en su gestación habría ingerido bebidas alcohólicas. Nadie la contuvo. Ninguna política preventiva alcanzó a su vientre.


Tampoco, el bebe tuvo los posibles correctivos en la estimulación temprana.
La tragedia “tomó” su casa. El progenitor debió abandonar la misma por un largo tiempo por problemas con la Justicia. El Estado a través del esfuerzo de un tutor trató de encarrilar la situación. El hombre hizo lo imposible -muchas veces solitariamente- por regresarlo al mundo real no lo logró. La lucha fue despareja. Un día José se subió al tanque de la escuela y trató de volar.


Fue la última vez que tuvo sueños de libertad.Poco después se escapó. Siempre quiso manejar un auto, y recorrió los talleres “pidiendo” prestado uno. Al final, se apoderó de un ciclomotor que recorrió varias cuadras. No sabía como parar el motor. Una mano adulta lo pudo contener y fue detenido a tiempo antes de que ocurriera un accidente.

Un día, cerca del Lago Municipal encontró un corruptor de menores que se aprovechó de su inocencia.
Rara paradoja. El “Chacal” humano está en libertad y a la víctima en muchas ocasiones lo deben sujetar para frenar sus impulsos violentos.


La última oportunidad que tuvo José de ver a parte de la familia reunida fue cuando el Estado le otorgó a su madre una casa por un plan social. La vivienda se vendió a un “aprovechador” con domicilio en la ciudad. Allí también el Estado estuvo ausente.


En el presente José está solo, en un mundo extraño. Muchas veces cuando tiene momentos de lucidez plena, pide un teléfono y llama a nuestra ciudad. Pregunta por personas que ya fallecieron. El pasado, y el presente se mezclan en su razonamiento. En cuanto a su futuro parece definitivamente borrado.
En el mundo real, muy pocas personas se acuerdan para preguntar ¿Qué se necesita?. Seguramente es de humano olvidar las culpas. ¿O no?.


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