Sobre un total de 18 zoos registrados en territorio bonaerense, sólo nueve cumplen con los requisitos exigidos por la Ley provincial de Zoológicos (12.238): entre los restantes, el zoo de Guernica y el Ecoparque Mepul de Sierra de la Ventana están actualmente clausurados.
Los otros siete no están reempadronados en el registro provincial del Ministerio de Asuntos Agrarios -el órgano de contralor- porque no enviaron la documentación requerida para funcionar. Sin embargo, hoy tienen las puertas abiertas, pese a los riesgos que esto implica para los visitantes.
Se trata de los zoológicos privados de Luján, «Granja Don Mario» de Almirante Brown, «Carlos Merti» de San Antonio de Areco, «El Calito» de Daireaux, «El Paraíso» de Sierra de los Padres, «La Alameda» de Chascomús, y el municipal de Colón “Perito Agrónomo Don Gabriel García”.
Los primeros cuatro, incluso, tienen causas judiciales abiertas por incumplimientos vinculados a deficiencias en infraestructura -tales como falta de seguridad en jaulas- o por permitir el contacto entre el público y los animales, buscando una ganancia extra.
El Zoológico de Colón obtuvo una habilitación precaria en l996, pero luego por incumplimientos en las actas la misma se cayó. Según señaló el subsecretario de Control Alimentario y Uso de los Recursos Naturales y Pesqueros de Asuntos Agrarios, Oscar Balbi, estos zoológicos «han sido intimados por carta documento para que regularicen su situación pero es finalmente la justicia quien tiene el poder para clausurarlos».
Y mientras los fallos no llegan o las distintas apelaciones dilatan aún más las resoluciones judiciales, estos zoos siguen funcionando con normalidad pese a que las advertencias están sobre la mesa. «El reempadro namiento de los zoológicos provinciales comenzó a im- plementarse en el 2005, y recién este año algunos nos están comenzando a enviar parte de la documentación que adeudan para funcionar en regla», señaló el director provincial de Recursos Naturales, Manuel Pedreira.
Zoos Peligrosos
La trágica muerte de Melisa Casco, la joven que trabajaba en el Parque Ecológico de Sur, en Florencio Varela, y fue atacada por un oso hormiguero al ingresar en su jaula, disparó el debate sobre la seguridad en los zoológicos.
Los especialistas coinciden en que los animales salvajes, más allá de los pacíficos antecedentes con que puedan contar, suelen reaccionar de la forma más inesperada, especialmente si se sienten amenazados. Sobran ejemplos en todo el mundo: un cocodrilo arrancó el brazo de un cuidador en Taiwán; un oso mató en Paraguay a un veterinario; un tigre de Bengala terminó con la vida de otro cuidador en un zoológico de Boston. Todo en los últimos dos meses.
Si bien el zoo de Varela estaba perfectamente habilitado por la Provincia («era uno de los que más ha cumplido», aseguran fuentes gubernamentales), la cuestión detrás de la tragedia da cuenta de los peligros a los que se expone al público cuando se le permite tomar contacto directo con animales salvajes.
De hecho, el contacto con los animales está expresamente prohibido por el decreto 2308 que reglamentó en 2001 la Ley de Zoológicos. Sin embargo, las causas judiciales contra varios zoológicos bonaerenses incluyen fil- maciones donde se observa a algunos chicos dentro de las propias jaulas, acariciando y alimentando a los animales. Uno de los zoos que imple- mentaba está modalidad es el de Luján, infraccionado por Asuntos Agrarios y con un fallo en contra, pero que, tras apelar la resolución judicial, hoy sigue funcionando normalmente.
Claudio Bertonatti, uno de los directores de la Fundación Vida Silvestre, dice que la enorme mayoría de los zoológicos del país no realizan investigaciones ni planes educativos y en cambio sólo «se limitan a exhibir los animales y a invertir en este sentido, porque para la mayoría de sus propietarios un zoológico es un negocio».
En ese sentido, el especialista recomendó rechazar toda invitación a ingresar a las jaulas «dado que nadie puede asegurar que un animal silvestre no pueda contagiar una enfermedad a una persona -más aún a un niño- o bien que no esté expuesto a un daño físico».
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