Los casos de extrema tensión se extendieron por todo el mapa de la ciudad. Solo basta citar los principales incidentes de lo que parece ser algo cotidiano. En calle 46, hubo gritos, corridas y varias trifulcas que alarmaron a los vecinos. En calle 25 de 50 a 54, hubo picadas e incluso un auto se habría subido a la vereda.
En el centro de la ciudad, grupos de jóvenes protagonizaron en el sector que va desde 22 y 47 hasta 47 y 20, distintas peleas, incluso con objetos contundentes que duraron varios minutos.
En la Rotonda de Ruta 8 y Ruta 50, un joven colonense y varios visitantes de Ascensión volcaron sus respectivos autos.
Un joven resultó con heridas de consideración cuando el auto en que se trasladaban se estrelló contra una columna de alumbrado eléctrico en la esquina de 48 y 12.
En plaza San Martín, autores desconocidos rompieron las luminarias de la plazoleta Cívica ( viene ocurriendo todos los fines de semana) y ya no se encuentran luminarias sanas. También dañaron la calesita en Pibelandia. La pregunta es ¿Por qué tanta agresión?. Las sospechas son muchas. Alcohol, bebidas energizantes, estupefacientes, paco etc, etc.
Los ejemplos abundan. Hace una semana un joven salió de su casa para “tomar” una cerveza. Al regresar los padres no lo podían contener, debieron llamar a la policía para controlarlo y siendo llevado con una ambulancia al Hospital Municipal para revizarlo y lograr calmarlo.
Las versiones dignas de crédito hablan de “fiestas” organizadas en forma privada y donde se cobran dinero (30 pesos) para acceder a canilla libre.
En la pelea céntrica del último fin de semana que fue a la seis de la mañana, la edad de los chicos no habría sobrepasado los 14 y 15 años.
¿Qué hacen a esa edad adolescentes alcoholizados en el centro de la ciudad? ¿Dónde están los padres y los poderes que tiene el propio Estado en democracia para evitarlo?.
La tragedia puede estar a la vuelta de la esquina. Solo se pide a las autoridades prevención.
Estudio
Un reciente estudio de vigilancia epidemiológica realizado en la provincia de Buenos Aires por la Subsecretaría de Atención de las adicciones (SADA), puso el acento en la situación de los alumnos que cursan el último año del polimodal en las escuelas bonaerenses, indicando que un alto porcentaje de estos jóvenes tienen un contacto frecuente con el alcohol.
En este estudio se efectúo un relevamiento en escuelas de Lamadrid, Mar del Plata, Morón, Exaltación de la Cruz, Dolores, Ramos Mejía, Nueve de Julio, Hurlingham, San Nicolás, Bahía Blanca, San Miguel, Olavaria, Mercedes, Punta Alta, Pergamino , Tigre, Chacabuco, Junín e Hipólito Irigoyen
Sobre 1.430 alumnos encues- tados resultó que un 55,6 % es consumidor habitual de cerveza; un 27 % de vino y un 26,6 % de bebidas blancas.
Sólo el 10,4% manifestó no tomar cerveza.
Se consideró consumo habitual a la ingestión efectuada al menos una vez por semana.
El 68,9 % de los encuestados estimó que la medida usual de consumo de cerveza en una fiesta es de dos o más litros por persona.
Esta cantidad sobrepasa la ingesta necesaria para provocar intoxicación en una persona adulta.
Dentro de este cuadro, especial mención merece el desmedido aumento del consumo en las mujeres, que han llegado a equiparar a los varones.
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