En la región, la ciudad de Colón supera ampliamente a localidades como Rojas, Hughes, Wheelwright, e incluso en relación de habitantes a Pergamino, en la búsqueda de sexo ocasional por Internet.
Según las distintas páginas que agrupan este tipo de encuentro casual, los colo- nenses están con el “acelerador a fondo” y piden “vía libre”. En una localidad donde las mujeres superan en un número de 600 a los hombres, y es relativamente fácil entablar una relación “amistosa”, encabeza el rating los hombres que buscan mujeres para tener un encuentro casual.
Se debe tener en cuenta que a este tipo de tecnología, acceden personas con un cierto nivel de estudios, supo- niéndose que no están aislados del mundo, y que muchos de ellos pertenecen a barriadas donde interactuaron socialmente casi toda su vida.
Los barrios Belgrano, Centenario, 9 de Julio, o Mirador del Lago, socialmente no son vivir en Corrientes y Callao de la Capital Federal donde, se podría entender aún más este tipo de búsquedas por In- ternet. La edad promedio de los hombres «buscadores» estaría en los 35 años, aunque existen jóvenes de 18 años que buscan compañeras para «fines inconfesables» en un semanario. Mujeres
En segundo lugar de los requerimientos, marchan las mujeres que buscan hombres, y están presentes en un número mucho menor. Sin embargo la edad promedio es de 40 años y en muchos casos sus estado civil es de divorciadas.
Cabe destacar que en los pedidos, hay mujeres de 22 y hasta 60 años, que buscan hombres para pasar los fines de semanas en ciudades como Córdoba, o Villa Carlos Paz –entre otras-
Un tercer rubro, son hombres que buscan hombres y mujeres- digamos que estarían indefinidos-. En algunos casos sería ambos y para completar una fantasía sexual que seguramente los persigue día y noche. No falta a los pedidos, el lado más “oscuro de la luna” en el ideario popular. Las mujeres que buscan mujeres. En este sentido, el horizonte se extiende por todas las edades y muestran aspectos desconocidos de esta frenética búsqueda.
Un largo camino
Sobre las historias contadas en la sexualidad de los colonenses, podemos decir que se ha recorrido un largo camino que va desde la fundación del mayor prostibulo de Colón que quedaba por calle 22, en el barrio 9 de Julio, hasta algunas casas que se instalaron a orillas de la Ruta 8, pasando por la década del 90 donde se abrió un cabaret y que por intervención de la Iglesia Católica debió cerrarse en una noche de lluviosa y fría.
Pero todo eso quedó atrás. La casa de citas dejo paso al sexo ocasional por Internet, donde cada “jugador” busca lo que se le da la gana. La libertad manda, y no hay reglas ni censores que lo determinen.
El peligro
Uno de los peligros de este tipo de encuentro, es comenzar una relación con una persona que tenga perturbaciones mentales o busque algo más del encuentro (dinero, joyas etc).
Sin embargo, el mayor peligro es que la persona que envía sus datos a Internet, sean captados por los denominados “robots” que recopilan información, sobre, gustos sexuales, tendencias etc, y luego la venden a personas interesadas en lograr a través de distintos productos réditos comerciales en el mejor de los casos.
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