El susto no es para menos: hay que cuidarse de cada caída de granizo. Los ejemplos se amplifican por la televisión y existe entre los alertas meteorológicos y la posibilidad de caída de granizos como un “miedo generalizado”
En la Capital Federal, en agosto pasado miles de autos que circulaban por la ciudad de Buenos Aires –entre ellos 29 mil taxis- sufrieron abolladuras y daños varios, carísimos o lo que pasó en Rosario, donde el día después la ciudad parecía bombardeada y todavía en el presente se pueden observar las huellas en los autos que circulan.
En Colón en cada alerta muchos guardan los autos y cruzan los dedos por los cereales sembrados. También se ve que ante cada frente tormentoso se guardan los autos.
Una buena idea sería llevar en el baúl – sobre todo en viajes largos- una frazada grande y gruesa para proteger el vehículo si no se encuentra refugio.
No más frecuencia
El Lic. Eduardo Piacentini, director del Departamento de Cambio Global de la entidad, explicó: “Nuestra estadística –que la tenemos con récords de 80 y 100 años- arroja que la frecuencia anual de caída de granizo oscila entre 3 y 5 veces, repartidas. Aunque, con una característica que es que tiene mayor frecuencia de octubre a marzo durante los meses cálidos”.
Uno de los satélites de alerta está en Pergamino.
El problema sería que el aviso llegue en tiempo y forma para tomar precauciones en las zonas urbanas y rurales protegiendo algunos elementos.
Según los pronosticadores no aumento las probabilidades de caída de granizo, sin embargo la “sensación térmica” de los vecinos es otra.
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