Afirman que gran parte de los migrantes internos que llegan a la Provincia vienen de Capital Federal y optan por residir en countries, clubes de campo o barrios cerrados del Gran Buenos Aires. También es importante el aporte del norte argentino. El modelo sojero está desplazando a miles de pequeños productores, que se dirigen a las grandes urbes. El fenómeno en Colón. (Datos Dib)
Según un estudio reciente elaborado por el ministerio de Economía bonaerense (basado en datos del último censo poblacional), el 28,3% de los habitantes (3.918.552 personas) no es nativo de esta provincia. Pero la situación registra una curiosa novedad respecto de períodos históricos anteriores: gran parte de la migración proviene de la Ciudad de Buenos Aires.
¿El motivo?
En los últimos años, miles de personas optaron por alejarse de la vorágine que se registra en la Capital Federal para radicarse en alguno de los numerosos countries o barrios cerrados que existen en el Gran Buenos Aires. Además, los flujos provenientes del norte argentino señalan otro agente importante en la conformación de la población bonaerense.
En ese contexto, uno de los fenómenos que contribuye al traslado masivo hacia las principales urbes bonaerenses es el denominado boom de la soja.
En diálogo con, Gustavo Zarrilli, investigador del Conicet y especialista en historia rural, afirma que “la distribución de la riqueza inequitativa y el monocultivo de la soja están dejando como consecuencia que miles de pequeños productores sean desplazados y cientos de pequeños pueblos y localidades borrados del mapa”.
Zarrilli remarca que, según un estudio del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), en el Gran Buenos Aires 7 de cada 10 personas desem- pleadas provienen de la agricultura. “La dominación de los agronegocios genera más concentración de la población en grandes urbes, con un panorama de pobreza creciente, pues avanzan desplazando a las comunidades rurales”, sostiene. Los movimientos poblacionales interprovin- ciales comenzaron a tomar relevancia a partir de 1930.
La crisis internacional de postguerra, sumada al agotamiento del modelo agroexportador, dio lugar a un proceso de industrialización orientado a sustituir los bienes importados que ya no era posible adquirir por la falta de divisas y las dificultades de los mercados externos. Pero con la instauración del modelo neoli- beral comenzó a darse un nuevo proceso, con características más vinculadas a las mejoras en las condiciones de vida.
En Colón
En el 2003, Colón Doce observo un nuevo fenómeno el cual público. En aquel entonces dijimos que se observaba una creciente inmigración hacia nuestra ciudad de provincias norteñas como Santiago del Estero, Chaco, Misiones, Entre Ríos y del propio conurbano bonaerense.
El estudio realizado y que estaba basado sobre algunas consultas a los propios interesados indicaba que muchas personas de clase media y media baja, optaban por mudarse a nuestra ciudad debido a la creciente ola delictiva que había en el conurbano bonaerense y la imposibilidad de lograr seguridad.
Por otro lado, existe otra parte de la inmigración que es la norteña que indicaba que la mayoría de ellos estaban sin trabajo, y que se animaban a la “aventura” porque antes habia venido a nuestra ciudad un hermano o un familiar cercano.
El viaje de nuestros abuelos de Italia, España, Polonia, se volvía a repetir, aunque esta vez en ómnibus o tren. El informe era concluyente por las consultas realizadas.
La ciudad de Colón brindaba un sistema escolar con comedor que garantizaba un aspecto importante en una familia, además de el sistema de salud, y la atención de las necesidades básicas que realizaban las Iglesias Evangélicas y el propio Estado Municipal. Esa familia que emigro del Chaco o Corrientes tenía una realidad muy distinta en su lugar de origen.
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