La mujer ofrecía su mercadería en la esquina de 48 y 20. Solamente 20 horas antes se había inaugurado una oficina del ANSES y los encargados prometían luchar por los derechos de nuestra ancianidad.
Sin embargo veinte horas después se dio una circunstancia que nunca antes había acontecido. Una persona anciana ofrecía mercadería en un céntrico semáforo.
Colón Doce estuvo gran parte de la tarde expectante para determinar si algún funcionario municipal le requería a la anciana su domicilio, para que el lunes el Estado la asistiera en sus necesidades ( pensión etc). Nada de eso ocurrió.
La mujer término con las piernas cansadas y apenas unas pocas monedas en su haber, que en muchos casos fueron entregadas como “limosna”.
La paradoja es una mujer de setenta años sale a vender alfileres en un semáforo de una ciudad asentada en la zona agrícola ganadera más rica del país y en una Municipalidad que tiene un presupuesto de más de 22 millones de pesos.
En toda la tarde pasaron muchas camionetas cuatro por cuatro. Solamente tres de ellos le dieron dinero.
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