Hasta ahora, y en todos los casos, los internos prefirieron denunciar lo que debían hacer a la misma persona a la que debían hacérselo. Se trataba de matar al defensor oficial de San Nicolás, Gabriel Gannon.
En uno de los casos, el asesinato de Gannon, que varias veces denunció violaciones a los derechos humanos en esa cárcel, fue encargado por el jefe del penal de San Nicolás, Carlos Roselli, al interno Nicolás Prunella Lamason. Pero como para matar al defensor debía estar fuera de la cárcel, Roselli le encargó un trabajo intermedio: herir a su compañero de celda, Adrián Longo. El precio que pretendía pagar el jefe del penal -todo esto según el testimonio de Prunella Lamason- por el homicidio era la libertad del interno.
Libertad que le otorgaron permitiéndole escaparse del hospital. O mejor, entregándole las llaves de las esposas. Prunella había llegado al hospital luego de herir a su compañero de celda por mutuo acuerdo -le había contado el plan de Roselli-. Pero en vez de ir a cumplir su cometido, denunció todo ante Gannon.
Esta historia sucedió el martes pasado y está siendo investigada por la fiscal de San Nicolás, Marta Antonio. Pero no es la única vez que desde el penal local intentan planear el asesinato del defensor.
Hace un mes otro interno también le había contado a Gannon el plan perpetrado por Roselli para matarlo.
"Como este interno tiene muchos desequilibrios emocionales no me lo tomé en serio", aseguró esta tarde a DIB Gannon. Y ayer el mismo detenido -de apellido Álvarez Centeno- junto a otro -Gómez Ramírez- le informaron que nuevamente se les había encargado su asesinato. Esta vez la fiscal que investiga la causa pudo secuestrar los elementos otorgados por Roselli para cumplir el cometido: dos bisturís.
Gabriel Gannon es colaborador del Comité Contra la Tortura (CCT) y hace cuatro meses denunció cómo agentes del SPB golpearon a un preso hasta fracturarle el hígado "en cuatro pedazos". Ahora el hombre cumple su condena en Campana y, según Gannon, los agentes siguen en el penal y la causa no se investiga.
Hace un mes y medio el defensor realizó otra denuncia: que el entonces director del penal, Alfredo Lione, se estaba enriqueciendo ilícitamente; y que su hijo trabajaba como empleado en el penal y actuaba como si fuese un jefe, aunque recién está recibido. "No sé si está investigando, pero Lione fue ascendido a jefe de los penales de la zona norte", contó Gannon.
En todos los casos los presos se comunicaron con Gannon a través de uno de los teléfonos que la defensoría general de San Nicolás abrió para que los internos presenten denuncias. Ahora Prunella, que cumple una condena de 17 años por robo calificado, está bajo la órbita de la Justicia de San Martín.
En tanto el presidente de la Comisión Provincial por la Memoria, Hugo Cañón, indicó a DIB que "el defensor Gannon es uno de los pocos que actúan seriamente" y dijo que el caso podría ser llevado ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
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