No es el sueño alocado de una “ama de casa desesperada”, sino todo lo contrario: la Cámara de Diputados está a un paso de discutir en el recinto una norma que busca “poner en pie de igualdad” a los esposos en las tareas del hogar.
La iniciativa obtuvo dictamen favorable, la semana última, de las comisiones de Legislación General y de Familia, Mujer, Niñez y Adolescencia de la Cámara baja, y está en condiciones de ser tratada en el recinto. Propone modificar el artículo 199 del Código Civil, que se refiere a los derechos y deberes de los cónyuges. Se incorpora tan sólo una frase, suficiente para generar polémica: “[Los esposos] deben, además, compartir las responsabilidades domésticas y el cuidado y la atención de sus hijos”.
El proyecto fue presentado por la diputada Marcela Rodríguez (ARI-Buenos Aires) y obtuvo rápida acogida, no sólo entre las legisladoras, sino también entre algunos de sus pares varones. Consideran que, de convertirse en ley, esta iniciativa ayudará a hacer más equilibrado el reparto de las tareas del hogar entre los esposos, función que tradicionalmente fue exclusivo de la mujer.
"La irrupción de las mujeres en el mercado laboral en las últimas décadas mejoró sus perspectivas de desarrollo personal y profesional, pero fue insuficiente para obtener un reparto más equitativo de las tareas domésticas y de crianza de los hijos. En la gran mayoría de los casos, las mujeres deben asumir una doble jornada laboral y repartirse entre las ocupaciones o tareas rentadas y las propias del hogar. Además de atentar contra la igualdad real dentro del matrimonio y de la relación de pareja, esta división sexual del trabajo doméstico disminuye las posibilidades de las mujeres de inserción y crecimiento en el ámbito laboral", explicó en los fundamentos de su proyecto la diputada Rodríguez.
El actual artículo 199 del Código Civil dice textualmente que "los esposos deben convivir en una misma casa, a menos que por circunstancias excepcionales se vean obligados a mantener transitoriamente residencias separadas. Podrán ser relevados judicialmente del deber de convivencia cuando ésta ponga en peligro cierto la vida, o la integridad física, psíquica o espiritual de uno de ellos, de ambos o de los hijos".
Además, dice que "cualquiera de los cónyuges podrá requerir judicialmente que se intime al otro a reanudar la convivencia interrumpida sin causa justificada bajo apercibimiento de negarle alimentos".
Ahora, con la modificación propuesta por los diputados figurará, entre los derechos y deberes de los esposos, la obligación de compartir la tarea doméstica.
Aplicación
Más allá de las buenas intenciones de la iniciativa, ¿cómo puede hacerse exigible jurídicamente?
En este punto, quienes aplauden la propuesta tienen visiones dispares: para algunos diputados, su efecto es tan sólo "declarativo", pero para otros, de convertirse en ley, podrá aplicarse -pruebas y testigos mediante- en una causa de divorcio, por ejemplo.
"Es una obligación legal que se deberá cumplir como cualquier otra", afirma Rodríguez.
Para la radical Cynthia Hernández (UCR-Río Negro), la posible ley "es meramente declarativa" y sirve para reforzar lo que hoy se está dando naturalmente sobre todo en las generaciones más jóvenes, es decir, la tarea doméstica compartida entre los esposos.
La diputada oficialista Juliana Di Tullio (Frente para la Victoria-Buenos Aires), titular de la Comisión de Familia, considera que esta iniciativa "sincera" una situación que atraviesan miles de mujeres que trabajan dentro y fuera de su casa.
"En los últimos cincuenta años, nos hemos convertido en supermujeres", sostuvo la legisladora, y enfatizó que esta ley -de aprobarse- tendrá efecto como cualquier otra "ya que su incumplimiento puede considerarse causal de divorcio".
Para la diputada María del Carmen Rico (FV-Buenos Aires), el proyecto es "una carta de intención" que servirá para "concientizar sobre la situación que hoy vive la mujer" y celebró que en la actualidad cada vez más parejas jóvenes compartieran las tareas de la casa.
"Si la obligación está escrita en la ley, ayudará a que el reparto de la tarea doméstica sea más equitativo", sostuvo.
¿Un avance o un disparate?
En el ambiente masculino del Congreso, la iniciativa recogió tantos aplausos como críticas.
"Me parece un acto de elemental justicia", celebró el diputado Luis Cicogna (FV-Buenos Aires), titular de la Comisión de Justicia.
El legislador sostuvo que la aplicación de la norma dependerá de la interpretación que realice el juez y de las pruebas que se aporten en la causa.
Por su parte, su par Alberto Beccani (UCR-Santa Fe) consideró que esta norma "tiene el valor de un reconocimiento para la mujer" y que la iniciativa constituye una avance más en la lucha de la igualdad entre los hombres y las mujeres. De todas maneras, el legislador dudó de que, una vez aprobada, tuviera efecto jurídico, "salvo, tal vez, en caso de divorcio".
Pero no todas son rosas; hay diputados que prefieren no opinar y otros que piensan que es un disparate. "El Congreso debe estar para cosas más importantes, no para estas ridiculeces", opinó un legislador justicialista que, por las dudas, pidió reserva de su nombre. No quiere ser víctima, admitió entre sonrisas, del reto de sus pares femeninas ni del de su esposa.
Por Laura Serra De la Redacción de LA NACION
"No es revolucionario" • El decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Atilio Alterini, opinó que el proyecto de la diputada nacional Marcela Rodríguez, que propone modificar el artículo 199 del Código Civil para que los esposos deban compartir las tareas domésticas y el cuidado de los hijos, "no es una innovación revolucionaria. El emprendimiento de vida [por el matrimonio] implica compartir todas las cuestiones que hacen a la convivencia" dijo Alterini y agregó: "La iniciativa no hace más que subrayar lo que sucede en la realidad. ¡Cuántos esposos por distintos motivos se encargan de todas las tareas o viceversa!"
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