El dueño del campo vive en el casco urbano y el animal fue encontrado por el encargado que se sorprendió al observar las heridas que tenía el animal.
La cabeza del porcino tenía una oreja cortada y desde ese punto hasta el abdomen tenía un corte que parecía realizado con un bisturí de precisión.
La carne estaba como “soldada” y los pelos circundantes no tenían ni rastros de sangre.
En el suelo donde estaba apoyada el porcino tampoco se encontró rastros de sangre seca.
Todo indica que a pesar de los cortes sufridos el animal no había sangrado “ como si estuviera seco”.
El encargado contó que nunca había tenido una experiencia de este tipo y que no era algo habitual. ¿ Nuevamente el chupacabra?.
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