El padre de Natalia, la joven que apareció muerta en su habitación, el 20 de mayo de 2000, tras mencionar que la investigación del caso fue “una operación política” entre jueces y policías, explicó que varios de estos últimos “fueron premiados con ascensos”. Entre ellos mencionó a los comisarios Villalba y Pighín, condenados en julio pasado a cinco años y medio y tres años de prisión, respectivamente, por integrar una banda dedicada a cometer hechos delictivos en el departamento General López.
Durante la conferencia de prensa brindada después de salir de la cárcel de Melincué, el ex juez Carlos Fraticelli, dijo –entre otras cosas– que quiere saber porqué fueron ascendidos en la carrera policial los comisarios Villalba y Pighin (ex Wheelwright), “quienes están actualmente condenados por integrar una asociación ilícita destinada a cometer robos, sustracción de vehículos, venta de drogas y extorsión”. Estos dos policías formaban parte de la llamada banda de los comisarios, que era encabezada por Oscar Abelardo Arias, un conocido hampón de Rufino que proyectaba y ordenaba los golpes sentado en una silla ya que tenía una enfermedad que le impedía caminar normalmente.
El julio pasado, el juez de Sentencia Fernando Vidal condenó al ex titular de la comisaría 3ª de Rufino, Jorge Ramón Villalba, a 5 años y medio de prisión y lo inhabilitó para ejercer el cargo de policía durante 11 años. Otro comisario, Eduardo Enrique Pighin, fue sentenciado a pasar 3 años y seis meses tras las rejas y no podrá formar parte de las fuerzas policiales durante el doble de tiempo.
Además de los tres mencionados, fueron condenados como integrantes de la banda los policías Juan Carlos De Inocenti, Darío Pérez y Angel Vaños, y los particulares Oscar Clavero, Sergio Alejandro Lopetegui y Diego Armando Lopetegui.
La Banda de los Comisarios
A comienzos de julio y en lo que se consideró un fallo inédito, el Juez de sentencia de Melincué, Fernando Vidal, consideró probada una asociación ilícita entre civiles y policías, que formaban parte de la llamada Banda de los Comisarios.
El magistrado consideró que el comisario Jorge Villalba y el civil Oscar Abelardo Arias eran los cabecillas de la banda, de la que también formaban parte el comisario Eduardo Pighín, los policías Juan Carlos De Inocenti, Darío Pérez y Angel Vaños, y los particulares Oscar Clavero, Sergio Alejandro Lopetegui y Diego Armando Lope- tegui. Según el juez Vidal, Oscar Abelardo Arias era el organizador de la asociación ilícita y partícipe primario en la comisión de hurto y tentativa de robo; en tanto el comisario Jorge Ramón Villalba también fue condenado como organizador de la asociación ilícita y por incumplimiento de los deberes de funcionario público, dado el cargo que tenía en ese momento.
Mientras que a Pighín, De Inocenti, Perez y Vaños los encontró penalmente responsables de ser integrantes de la asociación ilícita y de incumplimiento de los deberes de funcionario público.En tanto los particulares Oscar Clavero, Sergio Alejandro Lopetegui y Diego Armando Lopetegui fueron condenados como integrantes de la asociación ilícita. Arias recibió una pena de 6 años de prisión, que se sumó a una anterior de 9, por lo tanto deberá estar 15 años tras las rejas. De los demás integrantes de la banda, solamente continúa preso el otro cabecilla de la organización, el comisario Jorge Villalba, ya que los demás –incluido Pighín– cumplieron parte de su condena bajo prisión efectiva.
El primero en llegar
El comisario Jorge Villalba fue el primer policía que llegó a la casa de la familia Fraticelli la fatídica mañana del 20 de mayo de 2000, cuando fue hallado el cuerpo de Natalia. Estaba a cargo de la comisaría 3ª de Rufino (el subjefe era Pi- ghín) y fue quien hizo el sumario en la vivienda del magistrado. Según varias versiones, el ahora ex juez de Rufino Carlos Fraticelli, al ver el cadáver de su hija, pronunció tres palabras que terminaron siendo su sentencia: “Me la mataron”.
Esa frase fue la que repitió cuando llegó el médico Ulises Cardoso y el comisario Villalba, entendiendo que la muerte de su hija –por entonces se pensaba en un crimen– se debía a la gran cantidad de causas que manejaba Fraticelli. Si bien una versión daba cuenta que una de esas causas estaba vinculada a la banda dedicada a diversos hechos delictivos en todo el departamento General López (conocida luego como la Banda de los Comisarios) ya que dicha pandilla estaba compuesta por civiles y policías, distintas fuentes de la ciudad de Rufino confiaron que Fraticelli no estaba manejando “causas duras o complejas”.
“Hacía poco tiempo que estaba a cargo del Juzgado Penal. La única denuncia pesada que se recibió en su momento fue la de un policía que estaba a cargo de la comisaría de Amenábar (muy cerca de Rufino), quien dijo que desde el gobierno provincial le habían bajado la orden de recaudar, pero esa denuncia fue desestimada, y el policía, licenciado por carpeta psicológica”, rememoraron desde Rufino. Villalba fue quien “custodió” el cuerpo de Natalia cuando fue trasladado al Instituto Médico Legal de Rosario, donde se le practicó la autopsia. Según Fraticelli, en el viaje fue repitiendo que Natalia fue víctima de un crimen y que había sido estrangulada.
La periodista Cristina Rosolio escribió el libro “Nada más molesto que el prójimo”, en el que da cuenta del caso Fraticelli y refiere, entre otras cosas, que Natalia no fue asesinada sino que se suicidó. En la obra –que hasta el momento no ha sido publicada– Rosolio nombra a los comisarios que fueron condenados por el juez Vidal y cuenta que Fraticelli los estaba investigando. “Villalba y otro comisario cómplice (el comisario Pighín) hoy están juzgados y presos por ser organizadores de una asociación ilícita, integrada por otros tres policías, que cometía robos en la jurisdicción urbana de la ciudad, ilícitos que ellos garantizaban mediante la liberación de la zona que debían controlar. Se pudieron comprobar un total de 11 ilícitos múltiples.
Además de dedicarse a los delitos contra la propiedad, tenían relación con la explotación de prostitutas en la ciudad de Rufino y en las inmediaciones del cruce de las rutas 7 y 33 y en la ermita de la Difunta Correa, que se encuentra cerca del lugar”, dice el escrito. En la obra también se menciona que, en los seis meses en los que estuvo a cargo del Juzgado Penal, Fraticelli había procesado a 45 sujetos, entre ellos a miembros de la cúpula policial rufinense. Y que apenas fue sacado de su cargo, esas causas curiosamente “se cajonearon”.
Pero luego aclara que el juez que lo reemplazó recibió nuevas denuncias y la misma cúpula policial que investigaba Fraticelli fue apresada, procesada por otras causas que hacían referencia a la asociación ilícita e incumplimiento de deberes de funcionario público. “Ahora es comprensible aquel antiguo temor de Fraticelli”, dice la periodista en el libro. «En tanto, el semanario Colón Doce publicó una entrevista al comisario Villalba en la que dice que es víctima de una persecución y que habla porque teme que le pase algo a su familia».
“Dicen que soy el jefe de una banda que yo mismo hice detener”, dijo al periódico. Y agregó: “Tienen una enemistad manifiesta conmigo. Desde que hice el allanamiento en la casa de Fraticelli estoy remando contra el poder judicial, contra las corporaciones judiciales”, menciona. (El Ciudadano, Rosario
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