Muchas personas con movilidad reducida no pueden transitar por la ciudad. “Hay muchas cosas que no se cumplen” La discapacidad, un problema que afecta a muchos Producto de una construcción social, de los discursos que circulan entre la gente, o del liso y llano prejuicio, la discapacidad ha estado siempre asociada con la diferencia, con eso que hace que algunas personas, “esos otros” que circulan en silla de ruedas, que no ven, no oyen o no comprenden las cosas igual que el resto, sean relegadas a una categoría inferior a la de todos los demás.
Sin embargo, la discapacidad no es un problema de otros sino un asunto que atañe a todos los miembros de la sociedad a partir del hecho de que comparten un mismo espacio: la ciudad. Y en ese punto, la responsabilidad sobre la comodidad y la seguridad con que cada cual circule por ese espacio común pasa por la comunidad en su conjunto, desde el momento en que estas personas necesitan un espacio accesible para trasladarse, llámese veredas en buen estado, rampas con pendiente suave y piso antideslizante, escaleras con pasamanos o baños públicos adecuados.
“En las calles principales, en las avenidas y en la peatonal el tema de las rampas está más o menos resuelto, pero saliendo de ahí no. Creo que hay que hacer hincapié en lo que es el circuito que hace la persona con discapacidad, porque a mí de qué me sirve tener rampas en todas las esquinas de la avenida cuando para llegar de mi casa, tengo hasta ahí cuatro cuadras y no puedo llegar.
Aplicando datos de la Encuesta Nacional de Personas con Discapacidad (ENDI) realizado en 2003, y extrapolando los resultados obtenidos en la Ciudad de Buenos Aires a todo el país, se sabe que cerca de 21 mil niños que sufren de discapacidad motora sólo en miembros inferiores no asisten az la escuela pública primaria y de la EGB. Contabilizando a quienes teniendo una discapacidad de miembros inferiores también cuentan con una discapacidad visual, auditiva o mental, se encuentra que más de 40 mil chicos, es decir, el 1,4 por ciento del total, son excluidos del sistema educativo por inaccesibilidad edilicia. Si bien no existen cifras de este problema a nivel local, teniendo en cuenta estos números es fácil imaginar que son muchos los chicos discapacitados de la región que tienen dificultades para acceder a la educación.
Similares son los impedimentos que tienen estas personas en relación con el ingreso al mercado laboral, donde más allá de las barreras sociales que existen para su incorporación, es un hecho que la mayoría de los lugares de trabajo no se adaptan a las condiciones de accesibilidad que las personas con capacidades diferentes requieren, como entradas, circuitos internos y baños adaptados.
“Hay una ley nacional sobre discapacidad que todos los arquitectos tenemos obligación de conocer y cada municipio tiene obligación de hacer cumplir. Pero no creo que en la zona se tenga como prioridad encarar el tema en forma seria, haciendo un estudio, viendo cuáles son las necesidades, los problemas y cómo se pueden resolver.
La necesidad de una ciudad más accesible existe y, según lo demuestran las cifras, los interesados en que esto sea posible son muchos más de lo que se piensa. El interrogante, entonces, es si algún día la contemplación será posible y si el sueño de poder transitar las calles y de hacer uso de los espacios públicos dejará de ser una utopía para todos aquellos que tienen capacidades diferentes al resto de la sociedad.
(Informe especial info región.)
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