Los expedientes judiciales, los documentos de identidad, los carnets de obras sociales, la sangre de los transfundidos, tienen números que representan a seres humanos. Estas personas tienen alegrías, tristezas, tragedias, viven y mueren.
El Estado está conformado por esas vidas y es por eso que ante una denuncia de tamaña naturaleza como es el contagio de HIV en una transfusión, no deben atacar al portador de la noticia, si no buscar los mecanismos rápidos y certeros para aclarar la situación. En nuestro caso “Juana” sufrió el contagio de HIV y todo indica que fue en una transfusión de sangre en el Hospital Municipal.
Sin embargo, los funcionarios que actuaron o son responsables de las distintas áreas en el recorrido que siguió la sangre que se transfundió a “Juana” en el año 2003, buscaron atacar al medio que investigó y dio a conocer la denuncia penal, y por el contrario deberían haber buscado a “Juana”, para ponerse a su disposición, escucharla y ordenar una exhaustiva y clara investigación que sirva para deslindar cualquier tipo de duda o responsabilidad y llevar confianza a la ciudadanía que ya conocía el tema por versiones.
Los funcionarios pasan y los Entes a los que representan quedan. También se debe remarcar que existe un “terrorismo de Estado”, cuando el ser humano es el último en la cadena de una larga burocracia, donde la vida y la muerte es lo que menos importa. Esto sucedió en el Proceso Militar y luego siguió en la década de los noventa y en el presente se lucha arduamente para ser revertido.
Los funcionarios responden a la ciudadanía y “Juana” es una ciudadana que necesita explicaciones. Por otra parte, la causa judicial se “perdió” en los andares de la Justicia por casi un año. La investigación indica que hace un mes está en la sección archivo de la Departamental Judicial Pergamino para ser fotocopiada.
La víctima
La víctima de esta historia: “Juana”, es una mujer que debió luchar con los obstáculos que le puso la burocracia. Sus fuerzas debieron desgastarse hasta para obtener los medicamentos de la obra social que la aferran a la esperanza.
En la causa judicial existen datos que todavía no han sido aportados. En casi un año la denunciante todavía no fue llamada a declarar. También podemos indicar que ya trabaja en el asesoramiento un importante fundación dedicada a temas que tienen que ver con el SIDA.
En el año 2000, Juana (debido a una alternativa médica) tiene el primer análisis de HIV y el resultado es negativo. En tanto que en abril de 2003 y debido a un embarazo se le realiza una segundo test y también es negativo.
La mujer durante la gestación, y debido a un problema de anemia tiene dos transfusiones. Las bolsas de sangre provienen de Hemoterapia del Hospital San José de Pergamino y llevan el número 53615 y 54666. Las mismas corresponden a un hombre y una mujer con domicilio en Pergamino.
Con respecto a esto, el director del Hospital San José, Esteban Stepanian dijo en un pedido de publicación que realizó a los colegas de La Opinión de Pergamino “Realizamos una investigación dentro del Hospital y se llevaron a cabo los estudios correspondientes para determinar la procedencia de los donantes y, por consiguiente, puedo asegurar que del nosocomio no sale sangre sin ser debidamente analizada. Además, nunca se ha registrado un caso de este tipo en el Hospital Pergamino”.
La Dra. Silvia Conti, jefa del servicio de Hemote- rapia, en la misma nota dijo que ninguna bolsa de sangre salió del nosocomio provincial, sin los controles correspondientes y nombra los análisis de HIV, -entre otros-.
En tanto, el jefe de Hemoterapia, Dr. José Fernández Burdain señaló “es una acusación que ensucia el prestigio de los profesionales médicos y del Hospital en General” en otra parte indica “no sabemos el porque de la denuncia pero según los comentarios extraoficiales la chica infectada estaba enferma antes de que se produzca la transfusión” (SIC).
En este sentido Colón Doce cree que se debe marcar un límite. La Justicia debe reunir pruebas, el periodista indicios fehacientes y la ciencia no se puede guiar por “versiones extraoficiales” si no por estudios científicos. La tercer transfusión
El nudo gordiano de esta causa judicial, es que existiría una tercer transfusión que se produce luego del parto y por la cesárea a la que debió ser sometida “Juana”. En este sentido y luego de siete meses de realizada , la mujer comienza a tener los primeros síntomas de SIDA, como problemas en la piel, herpes etc.
Estos síntomas aparecen rápido -según estudios de fundaciones dedicadas a este tema- cuando el contagio es a través de transfusiones de sangre. En los casos de contagio sexual los síntomas tardan en aparecer entre cuatro o cinco años.
El tema central y la pregunta que debemos hacernos por sentido común, es porque una denuncia penal de tanta importancia y que fue realizada en agosto de 2005, a casi un año no se ha llegado al fondo de la cuestión.
Además ¿De donde es el tercer donante? ¿Fue identificado?. La ciudadanía debe confiar en las instituciones, pero las instituciones deben ante semejante denuncia poner todos sus medios para aclarar la grave situación por la que le toca vivir a “Juana”.
El pedido de Colón Doce
A posteriori de la publicación de Colón Doce y el pedido de réplica, realizado el sábado al diario La Opinión de Pergamino por las autoridades del Hospital San José, el lunes de madrugada roban computadora en el sector de Hemodiálisis que tenía información de los últimos tres años.
Pedimos a las autoridades provinciales y nacionales una profunda investigación y que se determine fehacientemente el papel del Estado luego de la denuncia realizada por mujer colonense.
También solicitamos la revisión de las declaraciones que catalogaron a la víctima como sospechosa, utilizando la misma metodología del Proceso Militar cuando las bandas de represores propalaban “algo habrán hecho”.
Además requerimos la intervención de los organismos de Derechos Humanos para proteger, contener y no abandonar a su suerte a la víctima. El Estado debe ser protector y no abandonico.
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