En dos casos las personas fallecidas son muy jóvenes. Una madre de dos hijos y que había emigrado de una provincia norteña y un joven fueron víctimas de los estragos del SIDA.
A pesar del impacto que comienza a observarse no existen en el orden local campañas preventivas. Por otro lado existen varias personas que realizan el tratamiento y a través del Estado pueden acceder a los costosos medicamentos
Una vieja carta
Una carta del Dr. Luis Schiapira jefe del Hospital Alvear y profesor titular de Medicina en la Universidad del Salvador da algunas pautas a seguir: La misiva dice «A todos los Portadores: Mi actividad médica la desarrollé en los hospitales públicos en los que actualmente son asistidos centenares de pacientes con SIDA.
Atendí el primer enfermo con esa afección en l982, cuando la enfermedad era prácticamente desconocida entre nosotros: Transité desde el desconcierto inicial a la actual situación de comprensión y lucha diaria. En base a esa experiencia me dirijo a Ud., portador del virus HIV o enfermo de SIDA –adicto a las drogas, homosexual, heterosexual infectado- y a sus familiares, instándoles a que adopten un rol activo.
Usted no es el culpable de la epidemia. Pero la epidemia está entre nosotros y debemos combatirla todos juntos. Es una interacción. La sociedad debe ayudarlo: prestarle atención y no segregarlo. Pero Ud. Debe convertirse en el arma más importante para vencer el flagelo ¿Cómo?
Primero: desde dentro suyo. Con optimismo, con la intención de superar la dificultad. Su firme determinación ayudaría a que se afección no progrese. No se deprima, no se excluya. Súmese. Ame a sus semejantes. Ese afán se convertirá en barrera inmunológica que modifique la acción de los Linfocitos T.
Segundo: recurra a terapeutas especializados que lo ayuden a dejar la droga o modificar conductas. Preserve. Insista sin amilanarse por fracasos anteriores: Busque ayuda en la psicología, en la religión, en los familiares comprensivos, en los médicos.
Contribuya a conformar grupos de reflexión y autoayuda. Luche hacia fuera, en cuánto intenta éxito en su esfuerzo.
Jamás comparta agujas. No sea dador de sangre, aunque su último análisis del virus haya resultado negativo, sin comunicarle al personal hemoterapeuta que Ud. Pertenece a un grupo de riesgo.
Informe a todos los médicos que lo asistan, asi como a su dentista, de esa condición. Y si siente que no es comprendido, cambie de profesional. Pero no se oculte. Hágaselo saber a su actual pareja, su prueba de amor es protegerla. Edúquese para amarla suavemente no la lastime.
Concientícese. Evite el embarazo. No arriesgue la posibilidad importante de dar a luz un bebé infectado con HIV.
Insisto: usted no es culpable de la epidemia. Pero es un brazo trascendental, fundamental para detenerla: Para la salud pública, su movilización cuenta.
Estamos en emergencia sanitaria. Y porque usted está involucrado igual que todos y más que muchos más: encabece la lucha. Y lucharemos juntos.»
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