La pesquisa estaba bien encaminadas y en una edificación a medio terminar de 17 y 34 observaron una densa humareda.
Al ingresar al predio los uniformados pudieron ver que dos individuos se daban a la fuga precipitadamente.
La persecución de los cacos abarcó el cruce de alambrados de púas y de un pequeño monte de acacias negras.
Los fugitivos en la corrida fueron perdiendo por la acción de las espinas y las púas de alambre, parte de la vestimenta que quedaron como mudo testigo de la larga corrida.
La policía una vez que atrapo a los malvivientes halló en el predio sospechoso parte de los cables sustraídos de los cuales “extraían” el cobre.
Las personas detenidas serían de apellido Rivarola y Rodríguez este último de la ciudad de Pergamino.
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