En la provincia de Buenos Aires surge, incipiente, una actividad totalmente ajena a la clásica producción agropecuaria: el cine de bajo costo.
Se trata de películas que se desarrollan por fuera de los parámetros de la industria tradicional, cuya característica común es que se hacen con vecinos de cada comunidad.
Lejos de ser actores profesionales, los protagonistas pueden ser cartoneros, ancianos, maestros o amas de casa y la única motivación que los lleva a actuar es la artística, ya que nadie cobra por su trabajo y tampoco reciben aportes del Instituto de Cine. La única financiación corre por cuenta de la propia comunidad.
La modalidad en Colón data de 1992 cuando Lalo Bofia y un grupo de colonenses de diversas profesiones incursio naron haciendo cortos con un alto contenido social.
El proyecto fue productivo y sin subsidio ni ayuda lograron crear con mucho esfuerzo una serie de cortos que todavía se siguen proyectando y que uno de ellos recibió el premio Caduceo en la provincia de Buenos Aires.
Más cine El fin de semana pasado, y por segundo año consecutivo, se llevó a cabo en Saladillo la muestra nacional de cine con vecinos donde participaron 24 películas y 24 cortos realizados en distintas ciudades de la Provincia y del país en las que actúan vecinos y actores vocacionales.
Todas las películas fueron realizadas por aficionados, amateurs y estudiantes de cine del país con un único objetivo: hacer películas y exhibirlas.
Los organizadores del evento que se desarrolló en Saladillo son Fabio Junco y Julio Midú, quienes desde hace más de cinco años comenzaron a hacer producciones con vecinos y actualmente ya tienen en su haber 18 películas, algunas de las cuales ya se exhibieron en los festivales de Toulouse (Francia), Piriápolis (Uruguay), Santa Cruz de la Sierra (Bolivia) o el Internacional de Mar del Plata (en Vitrina Argentina).
El jurado del festival estuvo integrado por Boy Olmi, Pablo Rovito, Julia Montesoro, Héctor Pavón y Hayrabet Alacahan, entre otros, quienes eligieron a la mejor película, director, guión, actriz, actor y productor. El premio es una estatuilla de material reciclado realizada por alumnos de la Escuela Industrial y una beca para estudiar cine en el Incaa.
Como uno mismo
Francisco Ananía, es director del Teatro de Pehuajó y quien escribió la película ‘Markarian 348’, que resultó ganadora como mejor película en el Festival de Saladillo. Explicó que «el del cine regional es un fenómeno en expansión y lo que logró este festival es que las películas con bajo costo tengan un lugar donde mostrarse».
Esta es la segunda película con vecinos que se hace en Pehuajó, donde ya se había realizado ‘Cariños desde el Africa’, una historia que cuenta como protagonista central a Juancito, un anciano que vive desde hace años en un Geriátrico de la ciudad.
Para la realización de ‘Markarian 348’ se hizo un casting, donde se presentaron más de 200 personas y fueron seleccionadas 30, entre ellas un cartonero y hasta un policía que hace de sí mismo.
La película se pudo concretar con el esfuerzo de muchos vecinos que trabajaron en la realización y de otros que aportaron dinero para concretarla y la colaboración de la Municipalidad en la edición y sonido.
El principal motivo de la muestra es que los realizadores amateurs y estudiantes de cine que realizan largos y cortos de bajo presupuesto puedan ver otras películas y relacionarse entre sí.
Por el momento no hay aportes del Instituto Nacional de Cine y por esa razón es posible que se junten un grupo de unos 40 directores independientes con el objetivo de pedir en conjunto subsidios para el cine del interior.
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