La crisis que estalló en 2001, pese a las apariencias, no fue sólo un reclamo de bolsillos vacíos. El cuestionamiento excedió al gobierno de turno y puso de manifiesto la necesidad de un replanteo general de las instituciones sociales en un país que había cambiado profundamente.
Por ese proceso atraviesan hoy las 486 bibliotecas populares registradas en la Provincia, espacios barriales por definición, creados por particulares, asociaciones civiles y clubes barriales, que se sostienen con el aporte de los socios y subsidios del Estado. En Colón la Biblioteca Popular Marino Moreno cumple con creces las expectativa de sus socios que ha cambio de dos pesos puede acceder a libros de reciente publicación.
«Estas bibliotecas cumplen un rol cultural y social importantísimo, y no sólo porque es el único acceso a los libros de muchos sectores sino también por la contención, porque son el lugar donde se realizan cursos, donde va el ama de casa, el anciano, y muchos chicos a hacer sus tareas», explicó la directora de Bibliotecas y Promoción de la Lectura del Instituto Cultural bonaerense, Florencia Saintout. Fundaciones
Las bibliotecas populares comenzaron a aparecer en 1870 con el impulso de una ley creada por el entonces presidente de la Nación, Domingo Faustino Sarmiento. Iniciativa que se fundaba en la tradición iluminista de la época que presentaba al libro como herramienta de luz-razón opuesta al par obscuridad-ignorancia.
Pero este replanteo de las bibliotecas debe darse acompañado de una reactualización de la legislación vigente. Es que la ley actual (N°9319) data de la última dictadura militar, hecho por demás significativo si de inclusión y participación ciudadana se trata. En ese sentido, un nuevo proyecto de ley (que permitirá subsidiar también a bibliotecas escolares y sindicales) ya cuenta con media sanción en la Legislatura bonaerense.
La resistencia
Pese a su vasta historia, la importancia de estas instituciones barriales como elemento de inclusión social suele pasar desapercibida. Aunque hay más, son 486 las bibliotecas populares incorporadas al sistema provincial de Bibliotecas Públicas, y se sostienen con el aporte mensual de casi 300 mil socios en todos los puntos de la Provincia, aunque el número de usuarios supera los 690 mil (1 de cada 20 bonaerenses es usuario, según datos de la provincia).
Además, el Instituto Cultural bonaerense provee a estas bibliotecas de un subsidio de 820 pesos por mes durante todo el año -equivalente a dos sueldos básicos docentes- destinados principalmente al pago del personal bibliotecario o a la compra de libros e insumos.
«La cuota de los socios no está alcanzando porque cada vez son menos los que pueden pagarla», indicó la funcionaria al tiempo que reconoció que «tampoco alcanza con los subsidios porque el presupuesto es muy finito».
Las cuotas son generalmente bajas, dependiendo de la ubicación de las bibliotecas, que funcionan tanto en zonas céntricas, barrios humildes y sectores rurales de toda la provincia.
En ese sentido, los socios pagan desde 0,70 centavos hasta 10 pesos por mes, y en muchas zonas empobrecidas en los últimos años, las cuotas han bajado sensiblemente. El tamaño y número de volúmenes por biblioteca es también muy variable. En total, estos lugares suman 7.500.000 ejemplares (un promedio de 0,55 libro por bonaerense).
Hay bibliotecas muy pequeñas, y otras muy amplias, ubicadas generalmente en las ciudades más grandes del interior como Bahía Blanca, Azul, Olavarría, Mar del Plata y Luján, entre otras.
Y de la misma manera, hacia el interior, hay bibliotecas con más de 100 años de historia, mientras otras surgieron en los últimos años, sobre todo en el Conurbano, junto con los nuevos comedores.
Además de partidos del Conurbano como La Plata (44), Almirante Brown, Quilmes y San Martín -con 10 bibliotecas cada uno- en el interior hay distritos con peso en este sentido, como Bahía Blanca (15), Bolívar (4), Necochea (5), 9 de Julio (5), Olavarría (7), Tandil (14) y Tres Arroyos (9)- entre otras-
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